En el eje de los cielos
Astros que sosieguen, astros que bendigan
Sólo cuando mi órbita concluya
Turbará el pasado tu puerta".
En vano traté de vencer mi somnolencia, intentando relacionar estas extrañas palabras
con alguno de los saberes celestes que yo había aprendido en los manuscritos Pnakóticos.
Mi cabeza, pesada y vacilante, se dobló sobre mi pecho; y cuando volví a mirar, fue en un
sueño, y la Estrella Polar sonreía burlonamente a través de una ventana, por encima de
los horribles y agitados árboles de un pantano soñado. Y aún continúo soñando.
En mi vergüenza y desesperación, grito a veces frenéticamente, suplicando a las criaturas
soñadas de mi alrededor que me despierten, no vaya a ser que los inutos suban
furtivamente por detras del pico de Noton y tomen la ciudadela por sorpresa; pero estas
criaturas son demonios: se ríen de mí y me dicen que no sueño. Se burlan mientras
duermo; entretanto, puede que los enemigos achaparrados y amarillos se estén acercando
a nosotros con sigilo. He faltado a mi deber y he traicionado a la marmórea ciudad de
Olathoe. He sido desleal a Alos, mi amigo y capitán. Sin embargo, estas sombras de mis
sueños se burlan de mí. Dicen que no existe ninguna tierra de Lomar, salvo en mis
nocturnos desvaríos; que en esas regiones donde la Estrella Polar brilla en lo alto, y
donde el rojo Aldebarán se arrastra lentamente por el horizonte, no ha habido otra cosa
que hielo y nieve durante milenios, ni otros hombres que esas criaturas rechonchas y
amarillas, marchitas por el frío, que se llaman "esquimales".
Y mientras escribo en mi culpable agonía, frenético por salvar a la ciudad cuyo peligro
aumenta a cada instante, y lucho en vano por liberarme de esta pesadilla en la que parece
que estoy en una casa de piedra y de ladrillos, al sur de un siniestro pantano y un
cementerio en lo alto de una loma, la Estrella Polar, perversa y monstruosa, mora desde la
negra bóveda y parpadea horriblemente como un ojo insensato que pugna por transmitir
algún mensaje; aunque no recuerda nada, salvo que un día tuvo un mensaje que
transmitir.
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Polaris
HorrorPolaris es un relato fantástico del escritor norteamericano H. P. Lovecraft, escrito en 1918 y publicado por primera vez en diciembre de 1920 en la revista de aficionados The Philosophe