capitulo 2: la pérdida

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Mientras llegábamos a la aduana para poder atravesar México nos encontramos con una muy gran multitud de automóviles. Era imposible de atravesar, mi padre formando parte del gobierno, podría aprovecharse para poder entrar a los estados unidos, y resulto que se bajó del auto y nos dijo a los 4 mayores, Vero, Ale, yo y Ramiro que lo acompañáramos.  Sinceramente me resulto un poco extraño y aterrador, ¿por qué mi padre querría que lo acompañáramos? Y siempre he sentido miedo y claustrofobia de estar en lugares con muchas personas, me he perdido incontables veces, solo que esas escasas veces he tenido manera de salir… y ahora si me pierdo, que es lo más probable, no tendré manera de volver a mi familia. Corriendo el riesgo salgo de la gran camioneta blanca, temiendo que sería la última vez que la vería, me inclino y le doy un beso a Fernando y finalmente a mi madre, salgo del carro y agarro la mano de Ramiro y presto mi completa atención a nuestra caminata hacia la meseta oficial de la aduana.

Llegamos y estaba un hombre de un tamaño muy generoso sentado en una silla que le encaja a su tamaño, parecía hombre muerto, pero mi impaciencia lo despertó con un grito “¿buenas tardes?” el señor abrió sus ojos, con unas grandes bolsas colgando debajo, era repugnante, el olor no pudo evitar llegar a mi pequeña nariz, y con mi intolerancia a olores era un poco difícil evitar mi repugnancia hacia él tenía una cara de insulto muy notable, pero eso no era mi culpa, era completamente suya, no me iba a callar mi incomodes  hacia él.

“¿en qué les puedo ayudar?” dijo con su rasposa y molesta voz.

Y mi padre enseguida responde, “quiero saber, porque nadie puede atravesar la aduana, quería saber si no había alguna posibilidad de pasar a mi familia, ya que formamos parte del gobierno, con una muy buena posición.”

El hombre se veía un poco enojado, pues claro, y grita, “que ustedes formen parte del gobierno no va a importar en unos cuantos días, nadie puede pasar de la aduana, y si se hace llamar parte del gobierno sabría bien porqué, está gastando mi tiempo”.

Que frustración, me repatea la gente como el, malamente se me sale de mi gran boquita, “cual tiempo tuyo, dormido en tu silla extra grande, y si tanto dices que ya no importa nuestra posición en el gobierno, como que porque nos va a importar tu “tiempo” si claro, tus días también están contados”. O Dios mío que he hecho, por algo me dicen que  no tengo filtro, es cierto, al menos le di a ese gran obeso X2 un poco de su propia medicina, Pops me va a matar. Y como lo supuse, me mira con nuestra mirada, sus gestos dicen más que cien palabras y me atraviesan más que quinientas espadas.

El hombre sintiéndose ofendido por una niña de 15 años responde, “¡largo de mi oficina!” y mientras mira a mi padre, “y suerte salvando a su familia con ella”. Y me mira con una mirada de odio.

Soy culpable, me siento culpable, he matado la más mínima posibilidad de salvar a la familia debía haberme quedado en el auto.

Mi padre viene caminando hacia mí bruscamente, yo ya se lo que me espera, me agarra el brazo, lo aprieta, y sin decir una palabra me arrastra afuera de la oficina, él sabe que no es necesario mencionar mi falta, lo tengo más que presente, me suelta y me da su mirada de decepción, me siento avergonzada de mi misma, no debí de haber abierto la boca, dice que nos vamos al carro él tiene otro plan, al menos no todas las posibilidades he matado, pero no ha de estar tan cómodo, ya que es el plan B y el plan B siempre es el peor.

Esta vez decido no tomar la mano de mi hermano ramiro, él está decepcionado de mi al igual que todos los demás, no me agrada el sentimiento de decepción y culpa, mientras caminábamos hacia el carro, noto algo muy peculiar en una esquina un poco lejana a mí, era una persona en el suelo inconscientemente, mis instintos me hacen correr hacia él, sin avisar, llego a la destinación y lo observo, tratando de encontrar que está mal en él. Su cabeza estaba completamente roja, pero puede ser por muchas razones, como el calor, ni idea, pero estaba sosteniendo fuertemente su muñeca, le arrebato su brazo y me doy cuenta que tenía una figura muy extraña, era un ojo cerrado, obscuro, y rodeado de sangre, el área marcada del ojo era muy profunda, pero no era un ojo muy común era extraño, era perfecto. Pero al parecer tenía una cortada muy profunda en medio irrumpiendo su perfeccion. Lo último que me viene a la mente es checar su pulso, desato su camisa azul de botones y coloco mi cabeza en el área del corazón, no siento ni escucho nada, lo siguiente es ubicar mis dedos en sus arterias carótidas ubicadas en el cuello y no hay pulso. El hombre está muerto. 

No puedo hacer nada, pero el pánico no entra en mí, no puedo hacer nada, me gustaría poderle ayudar pero no puedo. Estoy en paz. Doy media vuelta para encontrar a mi familia y reunirme pero no los tengo a las vista, no ocurre nada, seguiré buscando, me ha pasado incontables veces y siempre he encontrado mi ida de vuelta,  miro hacia todas las direcciones posibles, y no los veo. Ahora si me asusto un poco, claro es natural, pero aun así sigo buscando, corro hacia donde creo que esta el carro pero no está, no puede ser posible, soy la persona más desubicada del mundo, me pierdo en el centro comercial más conocido de todos, claro que no encontrare a mi familia, una gota de agua salada cae sobre mi mejilla, algo muy poco frecuente, pero no es una gota de desesperación, sino de tristeza, siempre se lo que me espera, no los volvería a ver, mas gotas caen, incontables gotas, sabiendo que jamás volvería a dar ni recibir un abrazo calentador de mi padre, ni seguir un gran consejo de mi madre, ni sentir la confianza y buen juicio de Vero, mi mejor hermana, la mejor hermana que alguien podría desear, ni morir de risa con mi Alejandro, tener las pláticas fortalecedoras con Ramiro, elaborar las mejores bromas jamás hechas con Paulina, ni sentir la una felicidad especial alado de Sofía al ayudarle a los demás cuando lo necesitan, decir cosas sin sentido con Javier y reírnos descontroladamente, jugar al té con Julieta y Loreta, y por ultimo jamás volver a sostener en brazos, ni besar a Fernando, saber que no los veré crecer. Tenía a la mejor familia del mundo. Y la perdí.

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2014 ⏰

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