Un Crimen en Floriland.

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Floriland es un pueblo pequeño. Todos se conocen con todos. Y es por eso que es difícil pasar por desapercibido en esas circunstancias, seas del pueblo o no.  

Ese fue uno de los pequeños detalles que puso en una horrenda situación a Abel. Simplemente èl no encajaba allí. Èl venìa de las grandes ciudades con su toque moderno y su estilo a un pueblo conservador y ordinario.

En fin. El problema de Abel es que fue acusado de robo y asesinato.El verdadero culpable en cuestión fue Miguel Rojas.

Miguel no tenìa  ninguna necesidad de robar. Llevaba una vida buena con una esposa. He aquí la única razón que se me ocurre: la la codicia pudo con èl.  Y el saber que el dueño del bar donde robo tenìa mucho dinero guardado lo incentivo.Pero el asesinato fue màs accidental que otra cosa.

Aquel bar se trataba del único del pueblo. Su dueño era un viejo que le iba a dejar el local a su hijo en un par de años. Creo que en su mente, a Miguel le pareció buena conbinaciòn. 

Aquella noche, luego del que el bar haya cerrado, rompió una ventana y se metió. Al salir terminò con mucho dinero en el bolsillo... Y una vida. El dueño, que vivía arriba del local, escucho los ruidos que Miguel hacìa y bajo a ver què sucedía. Miguel lo vio y en un intento de escapar sin que lo vieran agarro un objeto y le pegó en la cabeza. Lastima que ese objeto era un cuchillo. 

Miguel saliò rápido como caballo de carrera.  No se sintió culpable por la sangre derramada. No le tenìa cariño al viejo. Pero se sintió regocijado por todo ese dinero. 

Cuando Miguel llegó a su casa y su esposa, Clara, la estaba esperando. Ella estaba al cien por ciento segura de que esta era una buena idea. Le parecía emocionante y arriesgado. Claro que ella no fue la que robò.

-Hola cariño- dice ella mientras le prepara una taza de café-¿Cómo te ha ido?

-Bien.- dijo Miguel. Hizo una pausa pensando que contar y que no.- He conseguido mucho dinero.

-Nos vendrá bien.- le da el café- Toma esto y descansa. Mañana veremos que hacemos con la plata. 

-Se me ocurren unas buenas vacaciones.

                                                                         .   .  .

A la mañana siguiente, Clara fue a un café a reunirse con sus amigas. Pasò por la puerta del bar y vio que habìa una multitud de personas ( casi todo el pueblo). Ella vio a su vecina y le preguntò:

-¿Què pasò?- Clara sabìa que aunque un robo era una novedad, no era para tanto escándalo.

-Han matado a Don Roke, el dueño del bar.

-¡¿Cómo?!

-No lo sè. Pero creen que fue este turista de no sè dónde. 

Clara volvió a su casa hecha una furia. Encontró a su esposo durmiendo. Lo zarandeo hasta despertarlo mientras le gritaba:

-¡ASESINO! ¡¿Cómo se te ocurre?!- Miguel, aun dormido no comprendía. Entonces ella le gritò:- ¡MATASTE A DON ROKE!

-Yo solo lo golpee con un objeto. ¿Eso era un...? ¡Ay,no!- puso la cabeza entre las manos- ¿Què voy a hacer?

Tanto al juicio de Abel como al funeral de Don Roke asistió todo el pueblo. Encarcelaron a aquel muchacho y hubo una sensación de justicia.

Clara no le dirigía la palabra a Miguel. Este pensaba planes para que nadie sospechara de èl. No se sentía culpable porque, como ya dije, no le tenìa mucho cariño. Pero una noche, Clara tomo una decisión;

-Dame el dinero que yo lo devuelvo.

-¿Què?- le decìa Miguel  incrédulo.

-Ya me oíste -hizo una pausa.- Se que tu no tienes el valor pero yo sì. Dámelo y tu estarás salvado porque si me atrapan nadie sabrá lo que hiciste. Yo no se tu, pero yo no quiero vivir a base de plata manchada de sangre.

-Gastè la mitad.

-Pues, saquemos esa de nuestros ahorros.

-Clara- se le quebró la voz. Tal vez Miguel empezó a ver las consecuencias del robo/asesinato.- Irè yo esta misma noche. No puedo permitir que hagas esto por mì.- hizo una pausa- Es mas: intentè devolverla ayer. Pero me estaban esperando con una escopeta.

-Entonces... Tu no hagas nada. Yo me entregarè.

-No. Esto es mi culpa. 

Esa noche bien entrando a la madrugada, Miguel dejo todo el dinero y un poco màs. Pero hizo un pequeño ruido que alerto a Rodrigo, el hijo de Don Roke, que bajò con su escopeta y disparò. 

Y de esa forma, Rodrigo sintió que vengó a su padre.



Un Crimen en Floriland.Where stories live. Discover now