A la mañana siguiente me desperté algo perezosa como de costumbre. Dando tumbos y rozando me con las paredes ásperas llenas de gotelé, me dirigí hacia la cocina.
-¿UF que desayuno? Estoy demasiado gorda, ¡ya peso 56 kilos! - me dije.
Al final me decante por la fruta y decidí coger una manzana. Caminé hacia mi cuarto y de camino recogí el portátil que había dejado en la estantería del recibidor. Sentada en mi cama, enfrente de la ventana con la mirada perdida. Ya había pasado 20 minutos desde que estaba en una situación entre la melancolía y soledad. Luego pase a la segunda parte, en la cual me tumbe y empezé a llorar. Al final simplemente me seque las lágrimas y suspiré. Y esa parecía ser mi rutina, no lo podía controlar. Estaba rota por dentro, destrozada y sentía un vacío infinito. ¿Por qué? Hace tiempo perdí todo lo que me importaba. Angustiada miré el reloj y conté cuantas horas me quedaban para ir al gimnasio, pero solo eran las 12 a.m y quedaba demasiado tiempo. Como estaba sola y mis padres trabajaban, cogí mi teléfono y me dirigí hacia la parada del autobús. Cogería el primer autobús que llegará por que necesitaba alejar me de todo y todos. Pero el conductor me dijo que no me quedaba saldo en la targeta. Así que fue un intento fallido. Volví a casa y encendí el televisor, ¿que canal iba a poner?, ¿por que todos son decisiones?
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LA SOMBRA DEL RING
Teen FictionUna NERD que se quitó los brackets por el bucal. Una NERD que se quitó las gafas por el casco. Una NERD que se puso los guantes. Una NERD que se pasó de la biblioteca a el ring. ¿Una nerd ? No. Una BOXEADORA.