Love [One-shot]

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❝ Ella poseía los ojos más fríos que él había visto, mientras que su corazón quemaba con fiereza, calentando con su cálida sonrisa a cualquiera que la apreciara ❞  


Las miradas furtivas que ellos se dedicaban no podían ser comparadas con las de cualquiera. 

Shōto mostraba una personalidad inquina cuando se trataba de aquella chica, mientras que ella aumentaba la enemistad que ambos compartían. 

Ninguno de los dos se soportaba; el viento chocaba contra la emanación de frío y caliente, creando un huracán de emociones. La irritación florecía con voracidad, para luego eliminar los sentimientos que daban apogeo en lo profundo de sus corazones. 

Todos notaban como aquellas personalidades voraces chocaban para luego terminar explotando. El fuego se esparcía, el hielo creaba muros irrompibles que los separaban, mientras que sus corazones palpitantes intentaban especular las palabras que sus cuerdas vocales se negaban a hablar.

Todoroki tenía sentimientos sin descubrir, tan apagados como las llamas que jamás dejo salir de su lado izquierdo. Un día simplemente vio a su padre llorar, mientras maldecía al viento y a su madre jurar que no dejaría que su corazón fuera acogido por los brazos de Enji, encerrando su alma en hielo para que sea protegida de la lumbre del héroe número dos; Shōto se dio cuenta que el amor no valía la pena, siendo este inexistente en un mundo lleno de discordia. Era una pena saber que la mujer hija del viento, era su única excepción. 

Inasa era interesante hasta el infinito, mientras que él era soso y aburrido. ¿En que momento deseo que fueran más que amigos? No lo podía recordar, lo único que su mente rememoraba era como las estrellas alumbraron a la joven de cabellos azabaches y ojos negros, entregándole su brillo en bandeja de plata, como si ella fuera lo más divino que los astros hayan apreciado. 

 Su enamoramiento solo eran representados por mil suspiros y una mentira.

Los celos emergían en una gran barahúnda, quemando y destrozando con locura lo que se interponía en sus caminos. Ella vivía en una burbuja de felicidad, ignorando el dolor y angustia que sus sonrisas boyantes creaban en los demás. Siendo tan perfecta, con una personalidad endeble, escondiendo la rota porcelana que su corazón representaba. 

Sus problemas eran ocultos entre risas escandalosas y una personalidad animada, lastima que todo era una estúpida fachada. Ella sentía miedo, solo quería huir. Padecía de la enfermedad del amor, amando todo lo que su amigo era, pero aún así no quería que le destrozarán el corazón. Tal vez fue por su propio desasosiego que decidió hablar con el chico bicolor, contándole sus penas, anhelos y sueños. Recibiendo apoyo, algo crudo, pero eso la ayudo a liberarse de un gran peso.

Llego un momento en que pudo apreciar como era en verdad el joven dicromático, llorando junto a él cuando la historia que ocultaba aquella quemadura en su rostro fue rebelada; sus lágrimas se convirtieron en pequeñas gotas de agua caliente, quemando la piel del hijo de Endeavor y dejando marcas que nunca podrán ser borradas. El rechazo había aguardado hasta emerger con violencia en contra de Inasa, ahogándose en sus propios sollozos de desamor. 

        —  No puedes elegir si te van a hacer daño en este mundo, pero si eliges quién te lo hace. Y déjame decirte amiga mía, que aquel sufrimiento que ahora sientes es algo común, porque en verdad el amor no existe en este mundo, no importa cuando lo desees. Aún así debo decir, que eres aquel huracán que enamoró mis días y encantó mis momentos de vida — Explica con la cabeza baja, llorando en silencio, respondiéndose en su propia agonía con la mudez que rondaba en el ambiente. Cuando quiere voltear, se da cuenta que se encuentra completamente solo, la chica había huido de su consuelo, dejándolo enterrado en la furia del amor.

Inasa solo se dedica a gritar con fuerza desde la lejanía; Shōto solo puede aguantar el dolor que siente su corazón, las mariposas revolotean y de sus labios salen los vocablos en forma de sangre, escupiendo con avaricia todo lo que no se atrevió a decir.

Entonces ellos solo comienzan a llorar. Ambos gritan de agonía, sufriendo por lo que no puede ser tocado. Todoroki corre, corre tan fuerte que no le importa como el mundo de papel se rompe a sus espaldas, encontrarla se vuelve su prioridad. El frío estampa contra su cara mientras la persigue en la oscuridad de la noche. 

Porque Todoroki Shōto la amaba,

adoraba su forma de reír

de hablar

de amar.

Ella camina silenciosamente, mostrando un aspecto tranquilo que puede reconocer desde lejos, porque sabe que todo es una mentira, porque Inasa es furia, una completa ráfaga de energía eléctrica. Yoarashi era una mujer común, tan común como una tormenta.  

El chico decide agarrarla fuertemente del brazo, sus ojos se encuentran, mientras que aquella chispa de rivalidad vuelve a emerger con benevolencia. Todoroki e Inasa recuerdan vagamente las tardes donde comentaron sus más profundos secretos, donde ellos simplemente se aceptaron. ¿Dejarían aquellos momentos por una confesión no correspondida? No lo sabían, sus sentimientos se volvieron más confusos cuando sus labios se juntaron en un fugaz beso, lleno de picor y con un toque de canícula.

Ambos se destruían con cada beso, pero eso no significaban que fueran a parar. El deseo surgió, mientras que muy en el fondo el bicolor sabía que aquella pecaminosa acción solo significaba que ella lo estaba utilizando para llenar aquel vacío impuro ordenado por el rechazo.

Los dos especulaban a los cuatro vientos que no se querían, pero miradlos ahí, devorando con empatía su propia mentira. 

Yoarashi solo necesito un rechazo y un beso para encontrar el maldito amor, aún si su corazón se encontraba herido, deseaba con todas sus fuerzas que aquel héroe encendiera la llama que se encontraba luchando contra la más fuerte tormenta. 

Ambos amaron lo imposible, queriendo lo posible, sintiendo la sangre en sus lenguas y las mentiras en sus labios. Bajan la cabeza, rogándole a la vida que les brinde su secreto, de como ella enamoró a la muerte, atrapándola en sus finas redes.

Él la amaba, pero ella no podía sentir casi nada; porque Inasa Yoarashi era un huracán, mientras que Todoroki Shōto era un amante de los desastres. 

  « ❝ Después de todo, los dos habíamos decidido amar. Los dos éramos domadores jugando a ser leones. Y a veces, leones fingiendo ser domados ❞ » 

Huracán [TodoIna] [InaTodo]Where stories live. Discover now