Cuando comenzaba a pensar en ti

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"Es triste que termine así, pero estoy feliz que sea a tu lado".

Guerra es la única palabra que existía al norte de Corea, explosiones, disparos, gritos, llantos y lamentaciones. Felicidad y armonía era lo menos esperado, de no ser de cierto chico alegre que rondaba el campamento de la unidad 444.

Alto, cabello negro, cuerpo delgado y mirada afilada. Era de los mejores de su unidad, no por fuerte, mejor dicho, por hábil, inteligente y buen liderazgo. Ese era el Comandante Lim Jaebum, que llegaba airoso luego de una victoria contra el ejécito enemigo, o como a él le gustaba llamarles "Amigos", burlándose de que no había ningún equipo capaz de derrotarlos y que de seguro ganaban gracias a sus buenas intenciones.

Cuando el cielo oscuro cubría el campamento, las linternas se encendían y la fogata calentaba los alrededores, el Comandante entraba con una enorme sonrisa a la tienda de enfermería.

"¿Otra vez tú? ¿Cuándo van a haber chicas lindas aquí?" se quejaba el mayor en broma.

"Con esperanza, nunca. O quién sabe qué sería capaz de hacer usted" le respondía el doctor de la tienda sin dirigirle la mirada. Joven, recién graduado, cabello castaño y ligeramente más bajo que el Comandante, ese era Choi Youngjae. Vestía un abrigo verde oscuro largo, le llegaba a los tobillos, era su favorito por lo cálido que era y la cantidad de bolsillos que tenía. Ahí almacenaba todo tipo de objetos, desde medicinas hasta hojas de papel con recordatorios de quehaceres o simples fechas que no debía olvidar. El otro solo le sonreía ante la respuesta del menor.

"Apúrese y quítese la camisa para revisarle" le indicó el joven con voz suave.

"¿Cómo sabes que vengo por mis heridas?" alegó el otro fingiendo haberse ofendido.

"Es la única razón por la que usted viene, Hyung".

El doctor le ayudó a quitarse la camisa y se dedicó a su trabajo de sanar al Comandante. Tuvo que haber sido una pelea intensa, tenía heridas en ambos brazos y una lárga incisión en la espalda; nada mortal. Cuando había silencio, usualmente el joven se distraía en sus pensamientos.

"¿Vas a cantar?"

El mayor le interrumpía y sus mejillas ligeramente se cubrieron de un color rosa, odiaba que el Comandante pudiera leer con facilidad sus acciones.

"Ya no, me distrajo, Hyung" el mayor luego lo lamentó, mas no dijo nada más. "Por esto es que me alegra ser parte del equipo médico: yo con solo una de estas heridas, de seguro muero".

"Claro que no" protestó el mayor. "Yo estaría ahí para protegerte".

El menor ni siquiera levantó la mirada, levantó el puño y lo dirigió con fuerza al hombro del Comandante. El golpeado se quejó, no solo por sus heridas, el médico también era fuerte.

"Ya le dije que..."

"¡Deja de hablarme de usted!" reclamó el más alto, aun sosteniendo su brazo por el anterior golpe.

"Lo siento ¿ok? No fue mi intención burlarme de tu forma de hablar, tampoco quise menospreciar tu esfuerzo. Es admirable que te graduaras tan joven, ¿contento?"

El castaño por fin le dirigía la mirada y había retrocedido solo por instinto. Al escuchar al contrario, carcajeó triunfante al ver su plan tener éxito. De las sonrisas más ruidosas, molestas quizá, cortaban el ambiente misterioso del campamento, pero era de las razones por las que el Comandante era feliz.

"Gracias" mencionó luego de recuperar el aliento y volvió a retroceder, solo porque debía lavar los trapos manchados de sangre que acababa de usar.

Después de la Guerra (AU!Militar 2JAE)Where stories live. Discover now