Fue un placer conocerte

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"Youngjae".

El mencionado se aferraba al mayor, sin ocultar su desagrado al ser despertado, sus cejas intentaban unirse para demostrar las pocas ganas que tenía de abrir los ojos. Pero no era un sueño, ambos seguían en aquella cueva, ¿verdad?

Quién sabe cuánto tiempo había pasado, la entrada de la cueva apenas y dejaba entrar un poco de luz, mas nada aseguraba la hora. Se levantó alarmado, sin intención, se había apoyado del lastimado torso contrario, el otro solo se quejó, no pudo moverse.

"Lo siento."

"Estoy bien, gracias a ti" dijo débil. El doctor sintió su corazón encogiéndose.

"No, gracias a ti estamos vivos, hyung" se le hacían agua los ojos, solo recordar lo cerca que estuvieron de morir y cómo corrió a toda velocidad con el mayor en su espalda. Estuvo muy asustado y usualmente era con el Comandante con el que hablaba esos temas. "¿Tienes hambre? Tengo galletas y panecillos, los guardé en la mochila ayer para ocultarlos de otros pacientes, no creí que fuesen a servir ahora. También tengo un poco de agua. No sé cuánto tiempo estuvimos dormidos, pero has de tener..."

Le mayor extendió la mano y el doctor la tomó callando así el casi imparable tren de palabras que el Comandante de seguro quiso calmar. Youngjae entendió, aunque no se dijeron nada, tragó saliva y asintió con la cabeza.

"Quiero agua".

El castaño se estiró para alcanzar una botella. Utilizó su regazo como almohada para que Jaebum descansara la cabeza y pudiera inclinarse un poco para tomar el agua que le ofrecía. Dio dos sorbos y volvió a depositarlo sobre el suelo.

"¿Cuál es el plan?".

"Sacarte de aquí y llegar a la frontera".

"Excelente plan, cadete" tosió un poco y continuó, "lo asciendo a Comandante segundo" e intentó sonreír, el otro también sonrió, pero sentía que le hundían el pecho con mil tanques.

"No creo que puedas moverte, de todas formas. Ya hice mis cálculos, la comida nos alcanza para estar dos días aquí en lo que te recuperas, no hay mucha agua, pero puedo salir a buscarla. Luego, cuando puedas moverte, puedo cargarte e iremos a la frontera".

"Buen trabajo."

Nuevamente estiró la mano hacia el más bajo y este la sostuvo. El Comandante intentó estrujarla, pero su apretón fue bastante débil. El menor lo notó.

"¿Recuerdas la primera vez que fuimos juntos a una misión?" cuestionó el de cabello azabache.

"¿Cuándo casi muero?" respondió el otro con una risilla muy fingida.

"Yo también creí que moriría. Si tú morías... No tenemos otro médico, así que no solo yo, todos hubiésemos muerto" el mayor sonrió y eso hizo que el Médico derramara algunas lágrimas.

"Hubieses muerto ayer..." recordó meditabundo.

"Así es. Por eso me alegra tenerte aquí".

"Esa vez, por unos minutos, deseé morir. Ya no quiero ver a nadie sufrir, pensé. Pero me gritaste y dijiste que era nuestra responsabilidad que todos regresasen con vida. Que aunque hubiese bajas, las personas que lograsen regresar eran una bendición. Ese día nadie en nuestro escuadrón murió".

"Lo hiciste bien".

"Fue por ti" alegó el castaño, "cuando regresamos, lo único que hacía era pensar en tus palabras y gracias a eso me esforcé en mejorar y ser un buen médico para que nadie tuviese que morir. Siempre... Siempre agradecía que cruzaras la puerta de mi tienda para sanarte las heridas. Estabas muy mal lastimado, pero estabas vivo. La pasaba con la angustia que algún día no te aparecieras."

Después de la Guerra (AU!Militar 2JAE)Where stories live. Discover now