Vamos! Le dije primero, adelantandome a ella... Habíamos salido de la sala de ensayo y los sucesos de esas últimas horas ameritaban respuestas... La verdad ya se había desnudado para ese entonces... Y yo estaba en un estúpido letargo... Debí besarla, porque no lo hice? Porque, tal vez, como en muchas otras historias era yo el dueño de los finales...