1.Denisse

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Lo único que quería hacer ahora es estar tirada en la cama. Ayer le prometí a mamá que estaría en la pastelería para ayudarla, pero hoy tengo otros planes.

—Estar acostada, ¿eso harás?— Heather está aquí.

Claro que quería ayudarle, la pobre está demasiado enfocada en su nuevo local que apenas tiene tiempo de estar en casa. Pero tengo una idea.

—Sé que se lo prometí, pero ¿puedes ir tú? Por favor.

Con cara de ¿estás bromeando? Heather se acerca. —No. Odio cualquier cosa que sea relacionado con cocinar.

—Solo tienes que estar en la caja. No te ensuciaras las manos con aceite, exagerada. Lo prometo.— Un intento de puchero salió de mis labios. Rodó los ojos y suspiró.

Sabía que ella odiaba tener grasitud en sus manos. Pero me llevó algo de tiempo convencerla. Al decirle que yo mantendría la casa impecable, haría de comer y alimentaría a las mascotas ella aceptó. Claro no es Heather si no pondría una condición más; comprar con mi propio dinero sus lápices y hojas para dibujo. Que no recuerdo si era 2B o 3B. Sinceramente para mí es lo mismo, mientras tenga mina y sea oscuro es un lápiz de dibujo. Da igual.

Después de ponerse mi ropa y maquillarse un poco, se despidió de mí con un: —No toques mis cosas. Y cerró la puerta principal.

Heather y yo éramos iguales y a la vez totalmente diferentes. Quiero decir, somos iguales en el sentido de ser idénticas físicamente. Pero tenemos gustos diferentes. Un ejemplo; Ella ama a los gatos y yo a los perros. Creo que por eso mamá nos dejó tener uno y uno.

En fin, Heather es mi mejor amiga aparte de ser mi hermana. No hay secretos entre nosotras. O tal vez si, yo tengo uno.

Fui yo la que gastó el dinero de sus ahorros. Tuve que decirle que me asaltaron. Pero fue para comprar ropa que ella también usa.

Diablos, olvidé un pequeño detalle. Llamar a mi mejor amiga-amiga.

—Hola Beth ¿qué tal?- saludé apenas contestó el teléfono. —Estoy sola en casa...— murmuré un poco insegura y algo rápido para terminar la llamada. Y así ahorrarme sus insultos. —no podré acompañarte a la inauguración del bar de tu tía. Lo siento, amiga.

—¡¿Qué?! Hace días te vengo diciendo que esto es importante. — su grito me hizo saber que estaba enojada. Muy. La tía de Beth era cómo su madre, prácticamente ella la crió. Cómo sea, sé que está molesta ahora.-

—Lo sé y lo siento, en serio. Mi hermana salió a hacerme un fav-—

—Adios.— cortó interrumpiendome.

Tapé mi cara con una almohada y grité. ¿Qué clase de amiga olvida un día importante para su amiga? Claro, yo. Aunque parezca un día cualquiera no lo era, no para la tía de Beth.

Me cambié los shorts por un pantalón de jean y una camisa blanca con un diseño raro; era de Heather. Pero es una camisa linda para hoy. Cuándo ya terminé de maquillarme un poco tomé dinero de mi cajón y salí a comprar las cosas de mi hermana.

De camino me encontré con la pastelería de mamá. Detrás de la vidriera se podía observar los deliciosos postres en sus estantes. Y un poco más atras a Heather en la caja, con una cara muy sonriente atendiendo a los clientes. Es broma, ella rara vez sonríe a desconocidos.
Al verme frunció el ceño, le mostré el billete "estoy yendo por tus cosas"  dije, aún sabiendo que ella me entendería.

Ya en la librería me encontré con la vieja Amy, su hija es vecina de mi papá. Trataba de entender lo que quería decirme, pero era un poco lenta llegando al tema.

—Así que...— la interrumpí.—Lo que quiere decir es que mi papá ¿adoptó un labrador?

—Si, eso trataba de decir.— me regañó con una simple mirada por interrumpirla. —¿Por qué ya no vas a visitarlo? Hace unos días preguntó por ti, seguro se siente algo sólo.

—Ah ¿si?— pregunté algo sorprendida, a lo que la señora Amy me miró extraña. —Oh... si, claro lo haré, no se preocupe.— contesté con una sonrisa dudosa. No veía a mi papá desde mis 12 años, y ahora que pregunte por mi me hacía saber que al menos se acordaba de una de nosotras.

—Adiós pequeña Heather.— me dio un pequeño empujón y se alejó. Adoro a la señora Amy, pero aveces me molestaba que me confunda con Heath.

Guardé los lápices y hojas en mi bolso. Mentiría si dijera que compré los más caros, con el poco sueldo que tengo cómo mesera los fines de semana no alcanza. O más bien, no quiero gastar en cosas que yo no usaré. Se pierde dinero por perezosos. Diría mamá.

nightmare  |z.m|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora