¡¡¡¡ALERTA SPOILER!!!!
El color del paisaje era naranja claro, todo parecía ir bien hasta que en el campo de visión de Peter Parker, un chico solo de 15 años veía como cuatro personas desaparecían partícula por partícula, primero a esa chica con las extrañas antenas, después al hombre con piel rara, después ese rubio con su mismo nombre, igual que aquel extraño hechicero. El terror lo invadió pensando que le pasaría a su padre también, fue hasta que sintió como empezaba a debilitarse que supo que su padre no desaparecería, si no él.
- ¿Papá? - sintió sus piernas flaquear y callo en los brazos de su padre - No me siento bien - dijo con lágrimas en sus ojos - No me quiero ir, papá, no me quiero ir - dijo llorando en los brazos del mayor.
- Peter - pronuncio Tony con la voz quebrada al ver a su hijo desapareciendo - Vas a estar bien - respondió mientras Peter lloraba - lo prometo - dijo mientras colocaba al menor en el suelo.
- Papá - dijo Peter con ojos llorosos - Lo siento papá - siguió mientras su cuerpo desaparecía.
- Peter - nombró al menor - Pete - dijo con sus ojos llenos de lágrimas - No, por favor, no - dijo al ver como su pequeño hijo había desaparecido, su preciado bebe.
Tony se encontraba solo en el planeta Titán, tenía que regresar a la Tierra debía ver como se encontraban los demás, que pasa si Steve también desapareció.
- Steve - pronuncio - no puedes irte capi, no puedes - corrió lo mas que pudo a la nave de Quill y entro sin saber que hacer - Vamos, eres Tony Stark, puedes hacer esto - y ese solo era el comienzo de una pesadilla para todos.