-R18-
-Oh por dios.-dije estirando las piernas del incómodo y pequeño cubículo en el que estaba mientras acomodaba el pantalón gris de mi traje y estiraba a la vez los brazos.
-Buenos días Lewis.-escuché la muy molesta y pedante voz de James, la contadora de la empresa en la que trabajabamos.
-Vaya, la fiera te habló Kat.-dijo Mattew McQuin, mi mejor amigo del trabajo desde su cubículo al lado del mío.
-Matt, no comiences por favor.-él había estado molestándo con el tema de James desde que la empresa había organizado una fiesta hacía unos tres meses, me alcoholicé un poco y la ví bailar,
llevaba un vestido negro ajustado con buen escote y una bastante generosa apertura en el lado izquierdo de su pierna izquierda y sus caderas se movían en círculos al compás de la música, cruzamos algunas miradas, no era la primera mujer a la que veía así y sabía que no iba a ser la última a la que cogía con la mirada.
-¿Rememorando?-Matt me sacó de mi ensoñación laboral.
-Cállate McJerk.-él empezó a reí y negó con la cabeza.
-Admítelo esa mujer es deliciosa.-No era mentira, era alta, cabello negro hasta la cintura y ojos color miel que hacían juego con unos muy generosos pechos que casi siempre se encontraban presos debajo de sus trajes y su muy atrayente trasero por sus faldas de oficina, sí Matt tenía razón, la mujer era deliciosa a la vista pero tenía una personalidad fastidiosa, quizá el hecho de que la hubiese visto en la fiesta infló su ego hasta la estratosfera, desde ese día se había comportado como una auténtica...perra conmigo, siempre fastidiandome tal como lo había hecho con su anterior asistente, el pobre chico era un pasante de contaduría recién graduado que infortunadamente había caído en la trampa de una mujer como lo es Jessica James.
-Vale, vale, lo admito pero es una pesada.-Volví a acomodarme en mi cubículo para seguir trabajando, recordé lo borde que James fue con aquel niño, él prácticamente babeaba por su jefa así como algunos de mis compañeros y unas pocas compañeras de su departamento, fue tan hija de perra que lo enviaba a casa con trabajo extra, fue a tal punto que él se vio forzado a renunciar después de diez infernales meses a su lado.-Oye Matt, voy al baño.-le dije a mi amigo mientras este tecleaba algo en su ordenador, me levanté de mi incómoda silla y caminé hacia los baños al final del pasillo cerca a los almacenes abarrotados de papel de impresión y más cosas de oficina, entré al baño y usé uno de los cubículos, tardé ahí un par de minutos, cuando iba saliendo vi a Jessica en frente de los espejos retocando su labial rojo, cruzamos miradas y ella mostró una diabólica sonrisa frente al espejo para que pudiera verla.
-¿Algo que te guste Lewis?-dijo con su voz arrogante, dios que fastidio de mujer, rodeé los ojos y levanté las mangas del abrigo de mi traje para lavarme las manos.
-Nada que no haya visto en otras.-respondí con fastidio, era cierto, me había acostado con varias chicas desde que perdí la virginidad con una de mis maestras en la preparatoria y desde que empecé a ir a clubes de ambiente a mis dieciocho años, eso pareció enfurecerla, lo vi por su expresión.-¿qué?-pregunté molesta enfrentándola mientras me secaba las manos.
-Eres una asquerosa.-me dijo con mucho enojo reí sarcásticamente.
-Vaya, no sabía que a la señorita James le importara lo que dijera de ella.-dije con todo el sarcasmo y enojo que pude por haberme llamado asquerosa, ella se acercó quedando a pocos centímetros de mi.-¿qué?, ¿vas a golpearme o qué?-reté a Jessica mientras ponía las manos en mi cintura, sabía que tipo de mujer era ella, algunas veces me había topado con las de su tipo en algunas ocaciones estando en algun club.
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Rough Encounter
Non-FictionKatherine Lewis es una oficinista que busca equilibrar las cosas con Jessica James, la contadora de su empresa, lo que Jessica no se espera es el tipo de trato que le dará aquella oficinista.