Quizá pienses que somos algo ajeno a el resto de seres animales, el típico "ser humano" pero la verdad es que no somos más que otra especie habitando el mismo planeta, pisando las mismas tierras, pero lo que en verdad diferencia al hombre del resto de especies es lo verdaderamente injusto y egocéntrico que este puede llegar a ser.
La caza es algo natural para la supervivencia, hace la diferencia entre la vida y la muerte, divide el roll innato del cazador y la presa; pero no existe nada más repugnante de ver que un ser lastimando por placer, torturando hasta la agonía a su víctima. Estos hechos no suceden en la vida salvaje, no existe maldad alguna dentro de la mente de un animal tal como la perversión humana.La maldad no es sólo el hecho de matar con crueldad, si no que abarca un área mayor al desplazar por la fuerza a toda la fauna silvestre, por la mentalidad egoísta de la pertenencia. La tierra no es un bien, la tierra no tiene un dueño; no nos importa tirar desechos a nuestros ríos, pero si nos importa que una rata habite nuestra casa. Cómo quiere el hombre crecer? Si la meta de nuestro desarrollo es un mundo pacífico, ordenado y justo. La verdad se aleja con pasos grandes del concepto.
Es incluso más ilógico separarnos a nosotros mismos, por motivos de los que nadie tiene control; por qué existen muros entre los países? Por qué la discriminación continúa en nuestros días? Si nadie decide en donde, ni como nacer.
Es aquí cuando ya no me quedan dudas de que es el humano la peor especie que habita sobre el planeta, y que de ser posible, podría decir que no merece ser parte de la vida, por que no es más que un monstruo que destruye con ansias la tierra que le vió crecer.