Encerradas

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Me despierto en una habitación, tengo a Annie al lado y todo oscuro, Annie está inconsciente, ambas atadas de pies y manos, dos sillas más detrás nuestro y me pregunto si serán las únicas. Una única pregunta rondaba en mi cabeza: ¿Era ese Alec?

-¿Annie, Ada, sois vosotras? - dijo una voz sacándome de mis pensamientos.

-¿Mamá?

-Ada, estaba muy preocupada por ti, se que no estamos en un buen sitio pero por lo menos estamos juntas.

- ¿Te acuerdas de Alec, el amigo que hice en el patinaje? 

-Sí, ese tan guapo que quería de yerno.

-Pues creo que es el que secuestró a Annie, parecía su voz.

De repente las luces se encienden, estamos en una especie de garaje, Annie acaba de despertar y hay muchas más chicas, pero ningún chico. Se abren las puertas y aparece un señor con una bata blanca.

- Hola a todas, soy el científico encargado de encontrar una cura para el cáncer de mama y para eso necesitamos experimentar y sabíamos que si os lo pedíamos voluntariamente no ibais a acceder. Mi nombre es Morgan y os vamos a dividir en científicas ayudantes y en conejillos de indias, haciendo unas pruebas.

Me había quedado anonadada, ¿conejillos de indias? ¿era ese el infierno de la vida? espero que entremos en el grupo de las científicas. Entraron un montón de hombres para llevarnos a las pruebas, de sangre, de inteligencia y de creatividad y cuando las hicimos nos llevaron a los dormitorios, pero la misma pregunta seguía en mi cabeza, llevaba todo el día sin hablar, ninguna de nosotras lo hizo, todas estábamos asimilando lo que nos acababa de pasar. Mañana nos dirán a que grupo pertenecemos.