PARECE QUE . . .

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Muy bien, aquí vamos 4 chicos con la esperanza de que nuestro más grande y loco sueño se haga realidad con un auto prestado para llevar todos los instrumentos.

— Vamos Villa que se hace tarde.

— Voy, ya voy, no me grites de esa manera Juan Pablo Isaza que me pones más nervioso.

Tan dramático como siempre.

— ¿alguno se dio cuenta de la tremenda lluvia de allá fuera?

Villa y yo asomamos la cabeza por la ventana, y sí, está lloviendo.

— Oh por Dios, tienes razón Simón. Les dije ayer en la noche que en las noticias dijeron que iba a llover pero no me hicieron caso. ¿Ahora como llevaré mi banjo con esa tormenta?, se mojará antes de llegar al auto. Se los dije...

— Hey, hey. Tranquilo villa — lo tomé de los hombros — encontraremos la manera de llevar tu banjo al auto totalmente seco.

— Muy bien... pero si tan solo me escucharan hubiéramos prevenido todo esto.

— Lo sé — tomé mi guitarra que estaba en el sofá — pero en realidad prácticamente llegaste a la cocina y dijiste "mañana lloverá" con un tono pacifico por eso nadie lo tomó por gran cosa.

— Pero...

— Ya, tranquilo Villa — lo interrumpió Simón — toma — extendió un manto de plástico transparente — con eso cubrirás el banjo para que no le pase nada a tu hermosa novia.

Villamil tomó el plástico y se sentó. Por mi parte fui a buscar el bajo de Simón que se encontraba en la habitación de Alejo. Caminé hacia la habitación y al llegar vi el instrumento tendido en la cama junto a varios planos de arquitectura que son de Alejo.

— ¡Alejandro Posadaaaaaas! — gritó desde la sala Villa — ¡donde tienes el paraguas! — gritó de nuevo.

Tomé el bajo y me dirigí hacia los chicos.

— ¡Alejo por Dios! — gritó otra vez .

— Hey... ¿por qué gritas de esa manera?

— Por que quiero el paraguas para llevar el banjo a el auto.

Miré al rededor y no vi a Alejo por ningún lado.

— Al parecer no está — dije y caminé hacia Simón para darle el bajo.

— Si, claro, si no me dices créeme que no me doy cuenta — contestó sarcástico.

Simón tomó el bajo.

— Gracias parce — dijo y me dedico una pequeña sonrisa.

Sin más, todo se volvió silencio y el único ruido que se oía era el plástico con el que Villa trataba de envolver su banjo.

— Bueno, en vez de estar así porque no nos ponemos a dar un último ensayo de la canción antes de irnos — comentó Simón

— Dale — dije y tomé mi guitarra

— Oh sí, justo cuanto encontré la manera de envolver el banjo se te ocurre esa gran Idea Simón, gracias.

— No se enoje Villa. — contestó Simón

Villa solo sonrió y comenzó a desenvolver el banjo. Yo comencé a afinar mi guitarra, Simón enchufaba el bajo y Alejo... Ahora que lo pienso bien ¿donde es metió?.

— Oigan chicos... ¿donde está Alejo?

— Amm... no lo sé — contestó Simón.

— tal vez esté en su habitación haciendo tarea o algo — contestó Villa desenvolviendo el banjo

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