Capitulo 1: EL INICIO

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Estaba camino a casa junto a tres amigas de mi variado grupo de amigos:

Constanza, Catalina y Nataly.

Era nuestro último día de clases, estábamos más que felices, y creo que todo el que pasaba al lado nuestro se daba cuenta de aquello, o sea, cualquiera que viera a cuatro chicas cantar a todo pulmón canciones de One Direction y Justin Bieber pensaría eso, creo.

-Bueno, aquí nos detenemos nosotras, ¿nos juntamos mañana en la casa de Sunny a ver películas y darnos un chapuzón en su piscina?-preguntó Nataly, la cual defino con más personalidad, pero tímida, raro ¿no?

-Sí, es una buena idea.-respondí, ansiosa, el calor me estaba matando viva.

-Bueno, trato hecho, mañana todas a las cuatro en la casa de Sunny con helados, trajes de baño, películas, y dinero-Dijo Constanza-Necesito un bronceado ahora, parezco leche con lo pálida que estoy.

-¿Y el dinero para qué?-Pregunto ahora Catalina.

-Duh, por si se acaba el helado, tontaaa.-Dijo Constanza, poniendo voz de “plástica”.

-Mala-Dijo Catalina sacando la lengua-Bueno, nos vemos mañana chicas, feliz inicio de vacaciones.

-Cata! Ahí viene el autobús, hazlo parar!-Gritó Nataly.

Cuando las chicas subieron al autobús que las dejaba en su casa Constanza y yo emprendimos el rumbo hacia nuestras casas.

Vivíamos bastante cerca, solo unas pocas cuadras nos dividían.

4 y media, para ser exactas.

-Se siente tan malditamente bien haber terminado las clases, sin preocuparse de trabajos, pruebas atrasadas, maquetas, disertaciones, y todas esas tonterías de la escuela.-Dije.

-Oh Dios, te juro que ya no daba más, Sunny, en cualquier momento le robaba la pistola a mi vecino el cual estoy un 60% segura que es traficante, y le disparaba a ese grupito de ineptas del curso.

-Cony-así le decíamos-tu vecino no es traficante, quizás es del FBI o algo así.

 -Déjame soñar, quiero un vecino traficante, ¿oks?

-Oks, oks, como tú digas.-Respondí.

Oks, era, como nuestra palabra clave, era un “okay” pero era más cúl decir oks.

-Muy bien, piercing* Sunny, piercing.

*Piercing: No tiene significado, es lo que tú quieras que signifique.

Después de un buen rato chismeando, cantando y riendo, llegamos a su casa, nos despedimos, ella entró y yo seguí mi camino.

Me puse mis auriculares y What doesn’t Kill You de Jake Bugg empezó a sonar, y la cantaba mentalmente.

Empecé a pensar en lo bueno que fue este año, salí con buenas notas, no excelentes, pero dentro del rango bueno, y eso me tranquilizaba, ya que podía tener mis vacaciones sin obstáculo alguno, como la escuela de verano.

Cuando la canción terminó, empezó a sonar Payphone de Maroon 5, admito que tengo una severa obsesión con Adam Levine, pero, chicas, admítanlo, es una versión adulta de Travis Maddox.

Yo sé que ustedes piensan lo mismo.

Estaba a tan solo dos casas de distancia para poder llegar a mi casa, llevaba mí mirada fija en el suelo ya que iba jugando con unas piedras del camino, cuando levanto la mirada y veo dos camiones de mudanzas fuera de mi casa y la de al lado, junto a varias cajas.

Lo primero que me vino a la cabeza fue lo siguiente:

“Oh dios, en esta maldita casa nunca me dicen nada, NUNCA, ¿es que acaso no hay opinión? NO QUIERO IRME CON MI MAMÁ, o sea, la amo, PERO SOY FELIZ CON  MI PAPÁ Y SU NOVIA Y SUS HIJOS, CUANDO LLEGUE TENDRÉ UNA SERIA CONVERSACIÓN CON ÉL A SOLAS, POR QUE DIOS NO PUEDE SER TENGO UNA VIDA AQUÍ NO PUEDE SIMPLEMENTE VENIR Y CAMBIARLO ABSOLUTAMENTE TOD…

De pronto, estaba en el suelo.

Un skateboard pasó por mi lado, mientras intentaba pararme, y dos brazos me ayudaron a enderezarme, limpié los restos de tierra en mis manos y en mis shorts, mientras que veía mis rodillas con unos rasguños, pero nada grave.

Al levantar la mirada, todo se hizo grave.

Un chico, el cual era realmente wow.

Pero no cualquier wow, era de ese tipo de WOW.

Les diré: Era un poco más alto que yo, delgado, blanco, pero no pálido, era ese tipo de blanco que tenía el bronceado justo y preciso, de ojos cafés oscuros, que me observaban fijamente, rasgos finos, casi femeninos, diría cualquiera, pero tenía un aura tan varonil que te dejaba impresionada, un cabello rubio con un corte en punta, y ni hablar de sus labios.

Y de esa sonrisa que se estaba empezando a asomar entre ellos.

Eso era realmente WOW.

-Mis disculpas, vecina-Dijo, dejando al descubierto una espléndida sonrisa.

-¿V-ve-vecina?-Tartamudié, mis ojos estaban abiertos al máximo.

-Oh, sí, me acabo de mudar con mi familia a la casa de al lado, ¿tú eres la mayor de las mujeres de los Edwards, cierto?

-Sí, esa soy yo, me llamo Sunshine, pero dime Sunny.-Dije, extendiendo mi mano.

Cuando el tomo mi mano, se sintió esa electricidad que uno a veces siente, aunque no le di importancia, o eso pretendía.

-Andrew, Andrew Stevens, pero dime Drew, y Sunny, es un gusto.-Dijo, plantando un beso en mi mano

Y después de aquello, me di cuenta que sí iba a tener ciertos obstáculos en mi verano y en el resto de los años que siga viviendo aquí.

Un obstáculo con nombre y apellido.

EL VECINO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora