Corría por los pasillos, como siempre. Cada mañana, mientras seguía con su rutina, la cagaba. Siempre.
Le decía "hola" y quedaba como estúpida. Siempre le hacía burla.
Después de romper, descubrió que Jooheon solo había salido con ella por una apuesta.
Pero ella, como estúpida, lo negaba y pensaba que podrían volver.
Cada mañana escuchaba las mismas palabras. "¿Otra vez aquí? ¿Es qué no tienes orgullo? Piérdete".
Pero esa mañana fue diferente. Él le gritó y luego la golpeó. Todos callaron. Jooheon se disculpó diciendo que había sido un impulso, que lo había hecho sin querer.
Se echó a llorar. Pero no fue porque le dolía, lloraba de rabia.
Le dió tal golpe a Jooheon que hizó que todo el mundo se callara. No se escuchaba nada, solo sus sollozos y las respiraciones de la gente a su alrededor.
—Espero que eso te enseñe a no maltratar a las mujeres —escupió. Acto seguido se largó.
No fue hasta estar detrás de las escaleras donde se derrumbó y se pusó a llorar. A llorar de alegría, de rabia y de satisfacción.
Había cortado todo tipo de relación con el hombre que una vez pensó que era el "indicado". Lloró de alivio. Y finalmente fue cuando lloró por dolor. Ya está. Se había acabado.
Se acercaron pasos, aunque ella no estaba atenta a su entorno. Seguía llorando debajo de las escaleras sin importarle nada.
De pronto notó como alguien se agachaba a su altura. Levantó la mirada y lo primero que le llamó la atención fue su pelo rojo. Pero era un color tan suave y a la vez tan salvaje que hizó que se le calentará el corazón.
El chico la miraba a los ojos.—¿Estás bien? —salió de su boca.
Ella negó con la cabeza y volvió a esconder la cabeza entre sus rodillas. Seguía doliéndole.
—¿Qué te ha pasado? —preguntó el chico.
Se estaba empezando a cansar por no tener la colaboración de la muchacha. Ella seguía sin contestarle por lo que la agarró de los brazos y la levantó sin ningún tipo de esfuerzo.
Ella se asustó y lo empujó. La sorpresa del pelirrojo fue infinita. Ella estaba asustada y no sabía el porque. Pudo ver que en su mejilla se podía apreciar una marca roja.—¿Alguién te ha golpeado? —preguntó un poco inquieto.
—Yo le devolví el doble —habló por primera vez la muchacha.
—¿Y por qué estabas llorando? —se atrevió a preguntar el muchacho.
—Supongo que estaba soltando todas las lágrimas que me había guardado —dijo convencida de ello.
—¿Estabas llorando por un chico? —dudó el joven.
—Supongo.
Él, con el corazón en el pecho, le pidió tímidamente que la acompañará. Ella no tuvo tiempo para negarse ya que esta ya estaba siendo arrastrada por ese chico de cabello rojo.
Se subieron a un autobús, aunque las clases todavía no habían acabado. Y la verdad, ella no quería volver a clases así que se dejó arrastrar. Tampoco se dió cuenta de que el muchacho le agarraba la mano.
—Soy Kihyun, por cierto. ¿Cómo te llamas? —preguntó Kihyun.
Ella no respondió, no tenía ganas de revelarle su identidad hasta saber a donde iban. Kihyun se dió por vencido y aprovechó para sentir el agradable roce de sus manos.
Después de unas cuantas paradas llegaron a su destino. Los dos bajaron aún cogidos de la mano.
—¿Un parque de atracciones? —preguntó ella.
Kihyun la miró y le sonrió para acto seguido llevársela corriendo.
Kihyun pagó las entradas a pesar de las quejas de la muchacha.
Y otra vez Kihyun le compró algodón de azúcar.—¿Por qué me has traído aquí, Kihyun? —preguntó la muchacha haciendo que el se detuviera.
—Porque quiero que te diviertas. ¡Vamos! —la agarró de la mano sin darle una buena explicación y se la llevó.
Así pasaron el resto del día, jugando. Kihyun no paraba de hacer aegyo para la muchacha y tampoco de arrastrarla por todo el parque de atracciones.
Llegaron a la última atracción que aún no habían visitado, la casa encantada.
A Kihyun le daban miedo este tipo de cosas, aunque no tanto como a su primo. Aun así decidió entrar para verse guay delante de la muchacha.Mientras caminaban entre gritos y risas, una mano la agarró del tobillo. Ella gritó. Gritó tan fuerte que hasta los guardias de la atracción se asustaron.
Y después cayó al suelo. Kihyun se agachó rápidamente para ayudarla pero ella estaba encogida en el sitio, temblando de miedo.Kihyun sintió lástima y culpa, pensó que era un idiota por intentar verse genial y no pensar en los sentimientos de la joven. Se golpeó mentalmente. ¿Cómo había sido tan estúpido?
Se la llevó de la casa y la dirigió a un banco para que se sentase.
—Voy a por algo de beber —dijó Kihyun para acto seguido levantarse.
La muchacha rápidamente le agarró del pliegue de su sudadera y lo acercó a ella. Lo abrazó, sin importarle quien era o porque la había llevado hasta aquí. Solo quería sentir el calor de alguien.
Kihyun estaba nervioso y a la vez feliz. Le gustaba tanto el contacto que tenían entre los dos.
Después de diez minutos así, Kihyun habló.
—¿Quieres volver a casa?
—Sí, por favor.
El camino de vuelta fue en silencio. Kihyun volvió a agarrar la mano de la joven y esta lo aceptó con gusto. Al igual que a Kihyun le gustaba estar con ella, a ella le parecía algo increíble que Kihyun tuviera ese efecto en su persona.
Llegaron a la casa de la muchacha. Kihyun no quería separarse de ella pero sabía que no podrían estar más tiempo juntos ya que de hecho, él no estudiaba en su universidad. Acababa de terminar su último año de magisterio e iba a presentar el examen para una escuela.
—Kihyun, ¿por qué me has llevado por todos lados cuando no nos conocemos? —preguntó la muchacha.
—Porque quería animarte. Y que solo pensarás en mí en vez del idiota que te hizó llorar —dijo Kihyun tímido.
—Gracias —dijó la muchacha avergonzada por lo que había pasado esa mañana.
Estaba dispuesta a irse cuando Kihyun la agarró del brazo.
—¿Podrías darme tu número para quedar más veces? —preguntó tímido.
Ella lo pensó. No era alguien peligroso ni rebelde. Eso es lo que había pensado cuando vió su cabello, pero durante el día cambió su forma de pensar.
Y la verdad, le apetecía volver a ver a Kihyun.
—Claro —dijo dictándole cada número.
—¿Cómo te pongo? No me has dicho tu nombre —rió Kihyun.
—Mon —respondió la chica.
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Reset Love | Yoo Kihyun [TERMINADA]
Fanfiction"Se estaba empezando a cansar por no tener la colaboración de la muchacha. Ella seguía sin contestarle por lo que la agarró de los brazos y la levantó sin ningún tipo de esfuerzo. Ella se asustó y lo empujó. La sorpresa del pelirrojo fue infinita...