La puerta de la casa se abrió de golpe hacía la calle, Yumi salia corriendo una vez más como todas las mañanas hacia el instituto. Yumi media 1,68, tenía el pelo largo y castaño el cuál hacía juego con sus ojos marrón oscuro, era delgada, torpe y amable. Yumi no había tenido una infancia fácil, su madre había sufrido un accidente y su padre se había marchado hacia ya 6 años, Yumi estaba viviendo con su tía. Pero el hecho de esta infancia tan traumática no le impedía sonreír a la niña. Yumi estaba a punto de pasar las rejas de la instituto cuando una voz la detuvo.
-Otra vez tarde. ¿Acaso se a vuelto tu vocación?. Se dio la vuelta y se encontró con Aoi apoyado en el muro de la entrada.-Esto... ¿Aoi?, creo.
El se aparto del muro y se puso a aplaudir.
-Increíble, una auténtica genio.
Yumi infló los mofletes enfadada, ella no podía soportar a aquel chico, aunque esa era la primera vez que hablaba con él había observado su comportamiento en otras ocasiones y no le parecía agradable.
-¿No tienes nada mejor que hacer?
Yumi se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta y se fue a su clase dejando atrás a Aoi.
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Cuando sonó la campana de la hora de comer Yumi se fue a la biblioteca.
-Buenos días señora Mcmer.
La señora Mcmer era la bibliotecaria de la inmensa biblioteca, su pelo blanco recogido en un perfecto moño perfecto y sus numerosas arrugas indicaban el paso de los años. Su marido era un policía jubilado que ahora se dedicaba a dar caramelos a los niños y dar consejos a los adultos.
-Buenos días Yumi.
Yumi inclino la cabeza ante la sonrisa de la bibliotecaria y se dirigió hacia el fondo de la biblioteca, un rincón en el que había una mesa grande y cuadrada de madera rodeada de estanterías repletas de libros. Yumi había dejado todo en clase ya que solo era el timbre de la hora de comer, se encaminó hacia las estanterías, fue examinando los libros mientras caminaba. De pronto se detuvo para mirar un libro que atraía su atención. El libro sobresalía de la estantería, pero, no tenía título en el lomo.
Yumi es tendió la mano y cogió el libro, era de un color violeta muy oscuro y en la portada tenía un círculo negro y dentro del círculo había una estrella negra.-Esto resulta muy interesante.
Yumi se sentó en la mesa, iba a abrir el libro cuando se escucho la voz de la señora Mcmer desde la otra punta de la biblioteca, debido a las estanterías en forma de laberinto no se podía ver a la bibliotecaria.
-Querida, salgo un momento. Ya que eres la única que hay aquí te aviso.
-Esta bien, no se preocupe.
Cuando se cerro la puerta Yumi volvió a poner su atención en el libro, lo abrió y lo leyó.
''El reino de la octava dimensión ''
Eso era lo que ponía en la segunda página del libro, esa frase estaba acompañada de un mapa antiguo. Más abajo había otra frase.
='' El reino de los demonios en la octava dimensión ''
Yumi se quedó petrificada ante la última frase.
=¿D-demonios?. Eso es imposible...
En ese momento se escucho un golpe y Yumi se giro rápidamente, no vio nada, no escucho nada. Así pues continuo leyendo, pero cada cosa que leía le sorprendía más que la anterior.
='' Como invocar un demonio '' '' Como ir a la octava dimensión ''
Yumi leyó los ingredientes y los objetos necesarios para ello.
=Esto es imposible. No se puede hacer esto. Es absurdo. Los demonios no existen.
Se volvió al escuchar un golpe, pero este sonó más cerca de Yumi, lo cual la hizo levantar de su silla.
=¿Quien anda ahí?
Yumi tenía la voz temblorosa.
=¿S-señora Mcmer?
No hubo respuesta. De repente una sombra que parecía caer del techo aterrizó detrás de Yumi y Le tapó la boca para que no chillará.
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El conjuro de sangre
RandomYumi es una chica de 15 años que sueña con vivir una gran aventura. Un día se encuentra con un chico llamado Aoi y el la llevará a través de la octava dimensión hacía un mundo desconocido y misterioso para ella.