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Seungcheol.

La vida no es es siempre como la planeamos, tenemos que caer y levantarnos para poder seguir; en cambio yo prefería quedarme en el piso para que alguien me pateara y así avanzar un poco.

Sexo a cambio de dinero, drogas y alcohol.

Cuando era una pequeña niña soñaba con ser una bailarina de ballet, pero quien imaginaría que quedaría huérfana a los quince años y que al cumplir la mayoría de edad me propinarían una buena patada en el culo fuera del orfanato.

Las personas que dicen que prostituirse nunca es una opción es porque seguramente nunca han pasado por terribles días con el estómago vacío, noches frías durmiendo en la calle y que nadie te de la oportunidad de un mísero trabajo.

Tal vez no fue la mejor opción, pero solo fui una niñata tonta que se dejó llevar por el dinero fácil.

Quisiera o no era una persona nocturna, el tabledance siempre estaba lleno y para mi era lo mejor, podía obtener más dinero.

Mientras exhalaba el humo de mi porro en mi camerino (si es que se le podía llamar así) me observé fijamente en el espejo.

Ojos con maquillaje cargado negro, mis largas pestañas untadas de mascara, mis cejas rellenadas a la perfección y labios rojo sangre.

Y ni hablar de mi vestuarios, tenía desde pequeños conjuntos de encaje hasta baby dolls que dejaba muy poco a la imaginación, en ésta ocasión tenía puesto un conjunto de short y bralett de cuero.

¿Y qué mas daba? A mi solo me importaba el dinero y estar en las nubes para olvidarme de mi pasado.

Una de las chicas vino avisando que era hora de mi espectáculo.

Básicamente The Red se atestababa de CEO's decrépitos que pagaban cantidades bastantes altas para verme bailar y algunos otros para follar conmigo.

No tenía que disfrutarlo ni nada, eso no me interesaba en lo absoluto; solo me importaba quien daba más billetes por mi cuerpo.

Al momento de salir, las luces se apagaron para que después un reflector rojo me apuntara y seguidamente Singularity de BTS  se reprodujera en el lugar.

Me enfoqué en contonear  mis caderas al ritmo de la canción si soltar mi fuerte agarre en el tubo, por un milisegundo vi a los espectadores, ellos me veían como si de un trozo de carne se tratara.

Me acerqué un poco al ver a esos bastardos con intenciones de poner algunos billetes en mi ropa, gustosa los acepté.

Bajo sus miradas pervertidas seguí improvisando para finalmente terminar con una split en medio del escenario dejando a todos asistentes boquiabiertos.

Los aplausos, chiflidos y uno que otro comentario desagradable no tardaron en llegar.

Las luces volvieron a apagarse para retirarme del escenario e ir con el mejor postor de esta noche.

Me fumé un porro más mientras me ponía mi abrigo y retocaba mi labial.

Le di un trago a un whisky sin dueño en la barra mientras estaba siendo arrastrada por el tipo que me había comprado hoy.

Los  recuerdos que tengo de esa noche eran bastante vagos.

Él y yo siendo transportados en su lujoso Mercedes Benz.

Yo tambaleándome por el pasillo del hotel.

Él penetrandome sin cuidado alguno.

Yo siendo lanzada fuera de su auto en un callejón desconocido siendo empapada por la fría lluvia.

Lo último que recordaba era un sombra que se acercaba poco a poco a mi, yo no podía escuchar su voz y mucho menos entender lo que me decía, me sentía como si estuviera hundida en el mar.

Un olor peculiar me alentó a abrir mis ojos, gran error.

Me encontraba en una cama completamente desconocida para mi, el olor seguía entrando persistente en mi nariz.

Café

Lo primero que noté fue que mi conjunto de cuero había desaparecido, siendo remplazado por unos pantalones deportivos y una camisa bastante ancha.

El sonido de la puerta siendo abierta me sacó de mis pensamientos.

Pegué un grito como jamás lo había hecho en mi vida.

El no se parecía en nada al tipo con el que me había ido ayer.

-Tranquila, yo no te voy a lastimar- el chico desconocido alzó las manos en señal de rendición.

-¿Quién eres y dónde mierda estoy?- mi voz salió más gruesa y ronca de lo esperado.

- Mi nombre es Seungcheol y estás ahora mismo sobre mi cama.

¿Acaso estaba tratando de ser chistoso conmigo?

Lo miré, era lo bastante alto y no tenía la complexión de la mayoría de los hombres coreanos y solo lo podía definir como grueso.
Sus ojos eran enormes y los adornaban largas pestañas.
Era lindo.

-Bastante gracioso, me podrías explicar ¿porqué tengo está ropa puesta? ¿Acaso tu me desvestiste?

-Y-o, yo no te encontré en las mejores condiciones. Lo siento pero estabas empapada por la lluvia - terminó nervioso mientras bajaba su mirada al suelo.

-No estoy entendiendo nada, ¿empapada? - pregunté exaltada; pensé que eso lo había soñado.

-Puedo explicarte pero primero ¿podría saber tu nombre? -pidió nervioso.

-Primero explicame, mi nombre no importa.

Por primera vez me vio directo a los ojos, parecía que trataba de descifra algo, sin más soltó un suspiro para empezar a hablar.

-Justo ayer estaba corriendo en el parque como todas las noches, comenzó a llover así que pensé en refugiarme bajo el techo de una tienda pero al llegar vi que algo se movía en el callejón, me acerque y ahí fue donde te encontré.
Estabas empapada y temblando, verifiqué tu pulso y estabas demasiado fría.
Me asusté como jamás en mi vida.
Me las arreglé para llevarte en brazos hasta mi departamento y aquí estás.

-Así que Seungcheol salvaste la miserable vida de una protituta.

Pensé que con decirle eso lograría transformar su sonrisa en una mueca de asco, pero el pareció no inmutarse.

-Compré el desayuno, ven a la cocina- me dijo regalandome una sonrisa encantadora para después salir del dormitorio.

¿Acaso el no había escuchado?
Soy una prostituta.



One Shots ; Seventeen 💎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora