- ¡Sabes! -menciona un niño sin dejar de mirar a la taza de te caliente que sostiene.
-¿Que sucede ? - le mira un adulto, el cual lo acompañaba en aquella sala de estar.
- La gente tiene miedo a ser feliz con la infelicidad de los demás, sin pensar en las consecuencias que provocaran.
- ¿ A que te refieres?
- Hace algunos días fui ha visitar a mi abuela, la cual esta desde algún tiempo no la veía. Y me pregunte ¿ En como seria morirse?
- ¡Queee! -exclamo aquel hombre.
- Fue algo repentino que cruzo mi mente, si somo merecedores de la vida , también tendríamos que serlo de la muerte. Es lo que nos dicen a diario en diferentes muestras. Uno tiene que ser digno de la muerte para cuando dejemos de existir de lo contrario la vida que tuvimos no existió realmente. Ni debió de existir, termina repentina mente o fue causada por alguien o tal vez nosotros causamos que terminara una, por ello causara indignación hacia una mismo y de esa manera ni siquiera seriamos dignos de la presencia de la muerte- aquel niño lo dijo sin pensarlo en voz alta, captando la atención de los demás ocupantes de La sala.
El adulto que lo acompañaba solo le miraba por el rabillo de los ojos sin dejar de ver un pasillo donde se presenciaba a las personas vestidas de negro pasar constante mente, con caras tristes o apagadas cada uno en su propio asunto, sin ni siquiera ha cercarse al pequeño, muy al contrario al ignorar su presencia. Y el preguntando se el por que jamas le dio un abrazo al pequeño cuando aun sonreía sin preocupaciones.
Solo esperaba que volviera ser aquel pequeño que conoció de joven, velando por su seguridad, guiándolo, y aprender de el. Sin mas se fue dejando solo al infante en la oscuridad, y volver a la vida de un adulto. Despidiéndose de aquella mujer que lo cuido desde que era una criatura indefensa. La cual ahora estaba dormida sin intenciones de volverla despertar.
Quedando solo.
