Heredero a un trono, con responsabilidades prediseñadas aun desde antes de nacer, esclavo a un linaje, amante de su rimbombante clase, un Alpha líder, la futura cabeza de una extensa nación.
Crecí rodeado de hermosas comodidades, lleno de deberes, atiborrado de exclusividades, me volví frío ante la concurrente entereza, un actor de la superficial alegría, se había hecho costumbre la vana cercanía, no podía evitarlo, era el entorno donde me desenvuelvo.
Yo Viktor Nikiforov, a mis 26 años de vida, el primer príncipe de Rusia, conocí a muchas Omegas, Betas y Alphas de exuberante belleza, todas ellas con características totalmente excepcionales, pero que por alguna razón desconocida jamás llenaron mi vacío interior.
Exacerbado de la vida ante las innumerables y constantes actividades que colmaban mi agenda, reuniones, actividades, presentaciones, asistencias, todas ellas con un interés de por medio.
Trataba de huir por medio de desenfrenadas actitudes, y estas solo fueron borradas por la influencia de la corona familiar, una hecha de oro, pesada y llena de una larga historia e infinitas trayectorias.
Suspiro nuevamente, cansado ante el perdido intento, mis padres jamás se cansarán de buscar a una pretendiente digna, o a uno, que pueda tener los rasgos suficientes para la anhelada corona, yo no lo quería, pero como hijo predilecto siempre obedecería.
Con el tiempo me convertí en un príncipe con una sonrisa brillante, pero desdichada, un futuro rey que se pinta solitario, una especie de muñeco hueco, carente de sentimientos.
Mi amistad con el Zar Altín, vecino a nuestra nación, se ha fortalecido con los años, hemos establecido lazos y acuerdos difíciles de romper, y por nuestras largas conversaciones, conozco su profundo amor por un Omega, al que nunca he conocido.
Envidio a su decidido corazón, amar ¿puedo yo algún día hacerlo?, solo río ante a ironía, su amor es unilateral, y siento celos, también lo quiero experimentar.
Una gran fiesta se acercaba, mis ánimos no daban para siquiera querer asistir, pero mi compromiso ante la amistad de ambos reinos estaba de por medio, el Alpha moreno sonreía por mi desgano, él conocía mi desdicha.
La noche de gala era esplendorosa, mi embestidura de príncipe era llamativa como de costumbre, la soledad se notaba en mis ojos, pero mi actuación siempre rendía sus frutos, muchas mujeres me rodeaban, pero me sentía aislado, bajo las luces de la velada.
El lugar era hermoso, el espacio perfectamente arreglado para la ocasión, luces brillantes, trajes elegantes, mujeres hermosas y hombres de clase, hermosas rosas, y un cielo brillante. Yo solo veía aquello queriéndome perder en el firmamento.
Llegó la hora, un baile se ejecutaría, las mascaras debían ser puestas y al azar las parejas tendrían que ser seleccionadas.
Las luces se apagaron, y en medio de la oscuridad un aroma a chocolate y almendras hizo saltar a mi lobo interior, despertándolo del letargo en que por años se había sumido, respire profundo embriagándome de tan exquisito aroma, y me mantuve en calma, como si contara mis pasos, me acerque al dueño de tan envolvente olor.
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El Destinado del Príncipe
FanfictionUn príncipe que arrebató el amor de su compañero, un cruel ladrón, que el destino más tarde confirmó, dejando como prueba, que aquel Omega era su destinado. Chocolate y Menta entrelazados, El Destinado del Príncipe, almas atadas por una cuerda de or...