Bang YongGuk. ¡Bang YongGuk! ¡BANG YONGGUK!
Despierta sobresaltado y cubierto de sudor, pestañeando compulsivamente para poder acostumbrar sus ojos cansados a la perenne oscuridad. Busca en la nada con sus manos, temblando por el frío que le azota la espalda cuando se sienta sobre el colchón y se encuentra desnudo bajo una fina sábana de seda roja.
Está solo, como cada noche, pero como cada noche busca en la oscuridad el origen de esa voz, de ese grito desgarrador. Lo escucha tan claro que podría estar a su lado, golpeándolo con su aliento, pero es parte de su imaginación; o de eso se quiere convencer.
La alarma del reloj sobre la mesa de noche suena unos minutos después, rompe el silencio de la madrugada y su respiración aún agitada. Se siente miserable ante la obligación innegable de tener que vivir un día más en ese mundo decadente.
La noche es silenciosa y fría, al otro lado de la ventana no se ve movimiento, no hay luces que indiquen algún rastro de vida, pero el toque de queda está a punto de acabar y las sirenas comenzarán a sonar, llamando a los ciudadanos a sobrevivir.
Bajo sus pies, en el primer piso del edificio de gobierno, el cambio de guardia ocurre en silencio sepulcral, como cada amanecer. Más tarde, el himno nacional se escucha lejano y monótono, seguido de la marcha de guerra coreada por los militares que custodian el Palacio de Gobierno.
—Un nuevo día ilumina nuestra nación—. La frecuencia permanente y obligatoria de la radio se escucha por todas partes, las ventanas se iluminan y las personas comienzan a salir a las calles.
Los observa, pequeños robots grises sin emociones que responden a las órdenes del régimen. Pequeños seres sin alma, que recorren las calles y responden al llamado del deber.
Los mira absorto, sintiendo lástima de ellos. Patéticos. Ignorantes.
—Hoy es el gran día, el comienzo de un nuevo ciclo para nuestro próspero pueblo. Los Padres de la Nación hacen un llamado a todos los ciudadanos a asistir a la condecoración y toma de poder del Canciller Choi. ¡Viva la Nueva Corea Unificada!
Los odia, aborrece cada respiración de los Padres de la Nación. Y se odia, piensa que cortarse el cuello no es una mala idea. Pero su mente juega con él y escucha esa voz que lo llama, aparece en la bruma que difumina sus pensamientos y se mezcla con la voz de la radio, tampoco es la voz de sus sueños, porque esta pronuncia su nombre. No sabe si responder a los Padres de la Nación o al dolor adormecido en su pecho.
Termina de salir de la cama y sin detenerse a cubrir su cuerpo, se dirige al baño, el único lugar donde la frecuencia abierta está silenciada y se siente relativamente seguro. Toma una ducha rápida y silenciosa, después de todo, no podía alargar más el comienzo de su día.
Cuando se dirige hacia el exterior de su dormitorio, sus ojos encuentran el negro brillante de una hoja frente a la puerta.
En letras rojas y sangrantes, dos palabras hacen que se le sacuda la espina dorsal.
¡SHISHIMATO VIVE!
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La cultura de la muerte [BangLo]
FanfictionLa sangre de los asesinados caerá sobre los asesinos. Créditos por la portada: Cathrina Devereaux 💕