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─Jungwoo... ¿Podrías prestarme tu borrador? ─Pidió Lucas con suavidad, esperando que el peliazul le respondiera. ─Perdí el mío.
─Es la quinta vez que lo pierde. ─Murmuró Jungwoo pasando su borrador sin darle ninguna mirada al chico detrás suya. ─Comprese uno.
Lucas mordió su labio tomando el borrador entre sus manos. Sin querer (o tal vez no) tocando los dedos contrarios, ocasionando que una descarga eléctrica se extendiera por todo su cuerpo erizando su vello.
Sólo dejó el borrador a un lado de su cuaderno de matemáticas puesto que realmente no necesitaba utilizarlo. Frustrado su mirada se volvió hacia su tarea, luego hacia a la espalda de Jungwoo y así sucesivamente hasta que su profesor golpeó su cabeza con fuerza.
Él nunca aprendía. Nunca iba a aprender a cómo superar a Kim Jungwoo. ¡Ni siquiera mantenían una conversación más allá de 20 palabras! Jungwoo era el único chico que le hablaba formalmente aún cuando Lucas era menor que él. Pero a pesar de eso, Yukhei seguía siendo un tonto enamorado de alguien que no le hacía ni el más misero caso.
Había tratado de todo, literalmente.
Además de borradores, le había pedido más de quince lápices, cinco veces la tarea y más de una vez trató de regalarle dulces pero nunca los aceptó. Sí, era el maniático que contaba las veces que había sido rechazado hasta la fecha. Pero Lucas no quería a más nadie que él, era el único que había hecho que su verdadera sexualidad saliera de su cuerpo.
Bueno, según Yukhei, él era "Jungwoo-sexual"
Lástima que su propio próximo novio no le cruzara ni la mirada. Lucas no se atrevía a invitarlo a salir por miedo de que el chico se vaya corriendo sin decir nada, deseaba escuchar un dulce "sí" de aquellos suaves labios, los cuales nunca había probado pero estaba seguro de que eran como la suavidad de una mullida almohada.
Y otra cosa con la que tenía que lidiar día día, además del continuo rechazo de Kim, era las incesantes burlas de Chittaphon hacia su persona.
─¿Te volvió a ignorar verdad? ─Habló mientras comía un emparedado. Lucas asintió mirando hacia la mesa jugando con sus dedos. ─Lo sabía. ¡Johnny! ¡Gané otra vez!
Más allá, Lucas escuchó como el chico maldecía mientras se acercaba hacia Ten, dejaba unos cuantos wons y se iba por el mismo camino que llegó.
─No ayudas para nada, Ten.
─Tú tampoco ayudas. ¿Por qué no te acercas de una buena vez? ─Lucas intentó protestar pero fue callado por el dedo de Ten en sus labios. ─No digas una sola palabra. No quiero escucharte, sólo come.
