CUARENTA | ULTIMA PARTE|

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"Puede que mañana me odie,
pero esta noche voy de camino
al fondo de una botella,
tú eres el veneno en el vino.
Y sé
que no puedo cambiarte, y yo
yo no cambiaré.

Puede que mañana me odie,

pero esta noche voy de camino.

Sintámonos solos juntos.
Un poco menos solos, juntos." —Lonely together.



Había introducido a Stanley sin ningún fin en mente, pero el alumno fue tan descarado y provocativo que el maestro totalmente frustrado lo tomó de los hombros y comenzó a morder su cuello causando dolor, arrancó su camisa sin ningún pudor para tener más acceso a la piel, su piel se sentía áspera, totalmente diferente a la piel blanca del rizado que era suave y tersa como la seda.

Harry, el menor invadió sus pensamientos.

Louis detuvo sus movimientos y apartó al joven sobre el escritorio. ¿Qué demonios estás haciendo Tomlinson? Stanley lo miró con confusión.

—¡Fuera de aquí! —Vociferó al alumno —¡Ahora mismo!

Stanley dio un salto y tomó su camisa del piso, subió sus pantalones junto la ropa interior mientras Louis se abrochaba su propio pantalón y acomodaba su camisa, se restregó las manos contra el rostro, estaba fuera de sí.

Stan ya se había marchado con la dignidad arrastrándose por los suelos, cómo se atrevía aquel maestro a correrlo así, sin más.

De un momento a otro Louis comenzó a sentir que el espacio en la oficina se reducía, tenía que salir de ahí a como diera lugar. Sin importar que su hora de trabajo terminara después de las cuatro se marchó, sin avisar absolutamente nadie.

Se montó en su auto y se dirigió a su apartamento. Una vez dentro del departamento se dirigió a la pequeña vitrina en el living, sacó una botella de wisky, por lo general solo tomaba para eliminar el estrés, y justo en ese momento necesitaba un par de copas.

El día de mañana el director haría la ceremonia oficial en el instituto para darle sus merecidas felicitaciones a Harry. ¿Cómo iba a estar ahí, de pie frente a él y felicitarlo?

Cómo después de haberse atrevido a sabotearlo, el pequeño rizado confiaba en él ciegamente y se había aprovechado de eso y más. Se tiró en el sofá destapando la botella, tomó directamente sin utilizar una copa de por medio, el sabor amargo picando en su garganta.

No podía decirle la verdad al menor, en cuanto supiera que él había estado detrás de cada critica negativa que tenía en el concurso no se lo perdonaría, y el mayor no soportaría que el menor se alejará de él.

Era increíble como ese pequeño niño, porque era casi un niño inocente, se metiera hasta lo más profundo de su ser, siendo completamente dependiente como una droga.

Se sentía enojado consigo mismo, no sabía si porque sus planes habían fallado o por la situación que enfrentaría al despertar.

No quería seguir pensando en el mañana, cuando estaba con Harry lo único que siempre había importado era el presente, ahora el futuro lo aterraba.

Siempre había sido un hombre sin compromisos, tener una pareja nunca fue su prioridad, pero un par de ojos esmeralda lo habían hecho cambiar de opinión.

¿Era un poco tarde para cambiar?

Aún podía hablar con el menor, explicarle que lo que había pasado fue un error, que no volvería a cometer. Rogando en su interior porque el menor lo perdonará después de mañana, dio otro trago a la botella.

Se pasó toda la tarde recostado en el sillón, con la vista puesta en el techo, tratando de ingeniar un plan, pero esta vez con la intensión de que este reanudará el mal que había hecho con anterioridad.

LONELY TOGETHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora