I : ¿El día de la conmoción?

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Era una bella mañana la que veía a través de la ventana, recostado en el costo sofá del Doctor Jelinsky, mi psicólogo. Estabamos en su diván, él hacia las preguntas y yo las respondia mientras miraba hacia los ventanales con la vista perdida, casi como si estuviera en otro lugar. Y es que lo estaba, estaba en mi mente tratando de rememorar los sucesos que me habían traido aqui en primer lugar.

Anabet...- dije.
Anabet liz ese era su nombre.- continúe diciendo

Y dime chico como es que conociste a Anabet?- Interrogó el viejo.

Uf me encantaría contárselo pero creó que se nos a acabado el tiempo- digo en un intento por salir de ahi porque los recuerdos me invaden y no son cosas que quiero escucharme deciendo en voz alta, no estoy preparado para eso aún.

Pero si todavia nos faltan 30 minutos -confirma el doctor mirando la hora en su reloj pulsera.

O creame doctor para hablar de Anabet se necesitan más de treinta minutos- digo- debo irme- me levanto y agarro mi chaqueta, el viejo se levanta también y me observa mientras me pongo el abrigo- adiós doc- digo encaminandome hacia la puerta y tomo el pomo de esta para abrirla. Entonces Jelinsky habla.

Oye muchacho si crees que hablarlo te tomara mucho tiempo y que no es una historia que deba dejarse por la mitad, sino ser contada de forma completa y sin interrupciones- hace una pausa bebe un sorbo de whisky del vaso que anteriormente se encontraba en su escritorio y continúa- entonces creo que deberias escribir un libro muchacho. Uno donde cuentes todo con minuciosidad exhaustiva acerca de tu historia con Anabet y una vez terminado me lo traigas para poder leerlo y asi yo podre corroborar que es lo que te tiene tan perturbado y sabre como ayudarte- termina el viejo a lo que lo miro pensativo, realmente no es una mala idea. Puedo hacer eso , despues de todo no tendre que escuchar las palabras en voz alta y eso esta bien para mi. Asiento en su dirección, responde el gento con un nos vemos pronto chico, abro la puerta y salgo de alli.
Ya fuera del gran edificio de ladrillos rojos, saco un paquete de Philips Morris y me llevo uno a la boca, lo enciendo eh inalo el humo y lo exalo en un intento por relajar los músculos y mis neuronas que en este momento trabajan a mil por hora tratando de acomodar la historia en mi cabeza, pensando en como seria una buena manera de empezar el libro. Doy varias caladas más a mi cigarrillo en un intento por calmar mis nervios pero no lo consigo. Tiro la colilla del cigarrillo al suelo y observo como esta rueda hasta caer por el cordon de la vereda.
Creo que ya es tarde para recuperar la cordura. La perdi el dia que la conoci.
Ese pensamiento se mantiene en mi cabeza y hace que una pequeña sonrisa se escape de mis labios, y con eso me basta. Ya se como comenzar el libro.
Comienzo a caminar en dirección a la parada de autobuses, aún con esa sonrisa en mis labios acompañandome a casa.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2022 ⏰

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