Se levanta, recoge sus cosas y sale directo a la Universidad. La vida de Valvanera giraba en torno a sus preferencias, o mejor a las de sus padres. Deseó haber nacido en otro hogar.
Su padre un hombre robusto, ojos claros, de genio irascible, carácter fuerte, se formó en las mejores academias del mundo como militar en asalto; su madre, una mujer irresistiblemente pecadora, atractiva, piernas largas y aunque perfecta, no poseía las capacidades intelectuales suficientes para ser la mejor de todas, pero ella había escalado en la sociedad como tal cual Madame Bovary. Su hermano menor, un niño de tan solo 8 años, deseaba vivir su vida al lado del amor de sus padres, pues no entendía el significado de la amargura de su padre, la sensualidad de su madre y la rebeldía de su hermana mayor.
Valvanera entra a su salón de clases y allí encuentra a su peor pesadilla, su maestro de seminario II, entre teoría, análisis de casos, lectura de ejemplos ella está allí, aprovechando el buen día de hoy para ver con sus propios ojos como dice ella: «Su tormento». Sí, Efraín, quién lo pensaría, el mismo que hizo que obligada tuviera que volver a inscribir esa materia en el pensum de este semestre, y pagar la suma de dos millones de pesos por esto, pues por andar en sus rumbas y vida de vacilaciones no se dedicó a estudiar y perdió la asignatura, y aunque ella aprovechando una tarde de la soledad de su maestro decidió ofrecerle sexo a cambio de su nota, no sucedió. En cambio, logró que su profesor la acosara intelectualmente.
En sus noches de locura, Valvanera usa el tiempo para desenfrenar todo su amor por él, aún sin permiso de sus padres; quienes hablaban de la moral y las buenas costumbres, pero llevaban una vida paralela. Ella ya lo sabía, en cambio ellos, estaban seguros de que su imagen ante la sociedad y su hija en especial, era intachable.
—Valvanera— dice el profesor, explícales a tus compañeros de clase, cuánto cuesta estar sentada aquí nuevamente. Su tono es de burla y de pronto, de irrespeto, pero a ella le encanta ese dolor o sin sabor de sus ironías, dice que eso lo hace más atractivo y cómo no, si es un hombre no mal parecido, facciones muy masculinas, con unos músculos bien definidos, con un trasero impresionante y sumado a esto, con una capacidad intelectual que cualquier universidad del mundo pagaría lo que sea por su currículum.
Ella después de pensar en esto responde:
—Maestro— cuéntale a los compañeros de este seminario cuánto cuesta no decir sí.
Todos guardan silencio, pero efectivamente comprenden. Comprenden que ella ha decidido cambiarle a su maestro una nota por un trasero impresionante.
Finalmente termina la clase del profesor Efraín dejándole un delicioso, exquisito y muy encantador encuentro para luego volver a clase y reencontrarse con su «Tormento».
Un día más, una esperanza menos.

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Balance
ContoEsta historia te sumerge en los estragos de la condición humana: miseria, hambre, desenfreno, engaño y rebeldía.