El Labial Negro

Capítulo 2: Confusión

Estaba confundido, realmente confundido. No podía dejar de dar vueltas al asunto una y otra vez, era algo ilógico. Ladybug nunca rechazaba el beso en el dorso de su mano, a pesar de que no sintiera lo mismo que el héroe sentía por ella.

Veía por el gran ventanal de su habitación tratando de encontrar una respuesta al comportamiento repentino de la azabache, pero no encontraba alguna.

Decidió tumbarse en el colchón de su cama mientras veía a Plagg durmiendo plácidamente en uno de los sillones que el rubio tenía en su habitación.
Frunció el ceño, Plagg nunca lo ayudaba en momentos como ese pero no podía hacer nada; no era más que un simple gato glotón.

-— Esto es increíble— Susurró para él mismo, tenía que encontrar la forma de saber la identidad de la joven de cabello obsidiana sin importar qué.

                                •••

Se había despertado más temprano de lo normal, cosa que era sumamente extraña para la joven azabache y de igual manera, para su kwami.

Decidió darse una ducha rápida. Mientras buscaba su ropa, logró ver una blusa que tenía tiempo sin usar por lo que la tomó junto con unos shorts y sus zapatos.

Al salir se sentía rara, al no verse con su típica ropa, parecía una nueva persona. Después de debatir con Tikki sobre el cabello, al final lo dejó suelto.

Que sorpresa se llevaron los padres de la chica al verla despierta tan temprano, pues siempre salía corriendo para llegar a tiempo a clase y nunca desayunaba nada pero hoy, era diferente.

La azabache decidió comer unas tostadas con mantequilla y un batido, pues tenía el tiempo suficiente para llegar a su clase.

Al terminar, fue por sus cosas y se despidió de sus padres para tomar marcha hacia el Françoise Dupoint.

                                 •••

— Hemos llegado al destino, señor.

Adrien no dijo nada y bajó del coche, suficientes problemas tenía con pensar en la anterior noche y se sentía frustrado.

A lo lejos divisó una silueta femenina, pensó que sería Chloe pues siempre llegaba al tiempo que él lo hacía; pero no fue así.

Conforme la silueta avanzaba pudo notar unos grandes ojos azules y una cabellera azabache y la reconoció en seguida; era Marinette.