Descubrir quien eres no es fácil y menos cuando nadie te quiere ayudar a descubrirlo.
Anabella tras perder a su padre ella y su madre tendrán que encontrar el camino a la claridad.
Pero todo se volverá obscuro en un viaje repentino que sin ella sa...
Me despierto de golpe ante ese horrible recuerdo, me levanto del suelo y me apoyo en el lavamanos exageradamente, al verme al espejo noto que tengo el rimel corrido y las mejillas rojas, me lavo la cara y salgo del baño. De camino a las escaleras paso por la cocina y me dispongo a comer algo, agarro una manzana del frutero y le doy un mordisco.
Al subir las escaleras veo que la puerta de la habitación de mi madre esta entreabierta, cruzo la habitación y me dirijo a la cama donde mi madre esta descansando, la tapo con una manta que estaba al borde de la cama y le beso la frente.
Al salir, recorro el pasillo hasta mi cuarto y al entrar me lanzo en la cama y dejo caer los restos de la manzana en la papelera.
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A la mañana siguiente me despierto con la luz del sol que entra por el tragaluz en el techo de mi habitación. Me acomodo en el respaldo de la cama y miro a mi alrededor, nada, no tengo nada aquí que me importe, solo a mi madre, si perdiera todas mis cosas no me importaría en lo mas mínimo; y es en ese momento en que me doy cuenta de que no podría soportar la idea de perderla, perder a la única persona que quiero y que me queda; eso destruiría la poca alegría que habita en mi.
Me levanto de la cama y me dirijo a la puerta para comenzar mi rutina matutina, en cuanto la abro camino hasta el baño y al entrar me lavo la cara y me doy una ducha caliente. Cuando salgo de la ducha me envuelvo en una toalla y me dirijo nuevamente a mi habitación, me visto lo más rápido posible y me seco el cabello. Bajo las escaleras y me encuentro a mi madre en la cocina preparando el desayuno.
-Buenos días- la saludo amablemente.
-Buenos días cielo ¿Dormiste bien?- pregunta curiosa. Lleva puesto su uniforme de trabajo, unos jeans azul cielo y camisa blanca, pero en cuanto veo sus pies, río en lo bajo al notar que tiene sus pantuflas de conejitos.
-Si, dormí genial- admito, pude descansar bien luego de salir del baño.
-Tienes hambre? Te hice el desayuno- responde y me entrega un plato con avena y un licuado.
-Gracias- estoy decidida a hablar con ella sobre el viaje a casa de mi tía- me he dado cuenta de que no me has respondido el por qué me quieres mandar con mi tía. Dirije su mirada hacia mi con tranquilidad mientras come su plato de avena.
-Lo sé cariño, te debo una explicación...- responde tranquila.
-Quiero ir- comienzo antes de que pueda terminar de hablar. La estructura de su rostro cambió drásticamente a uno de confusión alegría y asombro, si es que eso es posible.
-Q...Qué?- pregunta aún confundida- es enserio?- responde emocionada con una sonrisa de oreja
-Si, lo pensé bien y creo que me haría bien un cambio de aires por un tiempo.
-En serio lo dices?- comienza a saltar como una niña y a aplaudir.
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-Me gustaría sacar los boletos del avión para semana entrante- contesto
-Yo ya tengo los boletos- como que ya tiene los boletos?. Ya los habia sacado?. En ese momento no supe si odiarla por guardarme el secreto o amarla por sacarme un peso de encima.
