Todos nacemos con miedos, de pequeños nos asustan infinidad de cosas, pero con el tiempo nos vamos dando cuenta de que podemos superarlos nosotros solos, y aprendemos a dejarlos atrás.
Yo tenía miedos, muchos miedos, pero era estar contigo, tenerte delante y se me esfumaban todos de golpe, me calmabas. Conseguías ordenar todo el caos que era mi vida, es que era ver una sonrisa tuya y no había miedo capaz de vencerme.
Empecé a darme cuenta de que algo iba mal cuando llegó un miedo mucho más fuerte que los demás, uno que no si quiera podía vencer contigo a mi lado, era nuevo, era miedo a perderte. Te lo conté y me juraste una y mil veces que no tenía porqué tener miedo, que no te irías, y yo te creí como una completa ilusa.
Pero debe ser que tienes una mala memoria, puesto que al final te marchaste, y con tu partida regresaron todos los miedos que tú conseguias aplacar con tu presencia, y se juntaron con el inmenso miedo que tenía a perderte, que esta vez si que se había hecho realidad.
No sé cómo acabamos llegando a esto, tu tan tuya y yo tan rota de nuevo, pero lo que sí sé es que los miedos no desaparecen por arte de magia, a no ser que los afrontes como antes, como cuando eramos pequeños.
Y tengo claro que lo haré, que lo superare sola, sin (tú) ayuda.
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To the moon and back
RandomEscritora novata. Esto no es una historia, será un conjunto de textos "poéticos" que a mí me representan.