Prólogo

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By Fycest.

–¿Por qué?... ¿por qué me hiciste esto a mí?

La pared fue golpeada con violencia mientras las imágenes del pleito se astillaban en su mente. La furia -ya rancia- crujía sus dientes para detener las lágrimas sin mucho éxito. Aquella helada habitación que alguna vez compartió con el amor de vida disminuía su cordura minuto a minuto.

Respiró hondo.

Debía de salir de allí, tenía que destruir todo lo que pudiese infectar su herida recién abierta; aunque sus emociones estaban inestables irse de la casa cuanto antes. Era la mejor solución que pudo encontrar. Por supuesto.

Tomó sólo algunas cosas, lo necesario. Recogió el flácido y adormilado cuerpo de su niño y arrastró la maleta de cuero negro que despertó de inmediato la atención de su marido; ya en el umbral entre la puerta de salida y la sala.

–No, no, no, espera– Steve se atragantó con sus pasos hasta estar frente a la puerta –No te puedes ir... no te puedes llevar a Peter.

Más Anthony no respondió y su silencio pareció atravesar la seguridad del más alto. Estaba tan destrozado que el único impulso que tenía era llorar, y no derramaría una sola lágrima delante de él. No en ese estado.

–Tony– escupió con culpa, su voz estaba hecha trizas –Discúlpame, dame la oportunidad de explicarte...

–No puedes explicar nada, Rogers. Lo que hiciste no tiene perdón– sorbió su poco de coraje sorprendiéndose de la seguridad de sus palabras.

–Por favor, al menos dime que podemos hablar de esto después...

El intento que hizo el rubio por tocarlo fue nulo, conocía a su esposo mejor que a nadie, firmaría su funeral si lo hubiese hecho. Su mirada arrepentida chocó con un par de lagunas vacías color marrón. Iba en serio.

Cuando Steve dejó de bloquear su camino Tony fue libre de abrir la puerta y dejar que las corrientes de viento helado entraran a la casa con agresividad. Atrás suyo quedó el hombre que fregaba su cabello con impaciencia dando vueltas con frustración. Él prendió el automóvil desde el llavero en su mano, y girándose a verlo por última vez lo cuestionó.

–Estás... ¿Estás enamorado de él?

La pregunta perforó el enredo de pensamientos de Rogers, atinando torpemente a verlo con una expresión afligida. Incapaz de producir una respuesta que no fueran balbuceos.

–Tony, no tienes que...

–¡Contesta!

La tensión arreció, Stark seguía en el marco de la puerta, acorralando la discusión dentro de la casa; el ojiazul giró la cabeza con un par de lágrimas corriendo hasta su barbilla.

–Él es el amor de mi vida...

...

–Yo también lo era.

-.Me cuesta tanto olvidarte.- | Stony | IronStrange |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora