VERONICA

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Es lunes 9 de junio

La boda se acerca, se arreglan los últimos preparativos y han salido desde temprano para poder terminar a tiempo, Amelia camina del lado de su amiga a quien le ha pedido ser la dama de honor principal, y es así como recorren las calles con bolsas de lencería para la noche de bodas, el tocado, el ramo y comentando los bellos planes de la luna de miel, el reloj dan casi ya las 2 de la tarde y están a solo un par de cuadras de la boutique donde Amelia tiene su cita tanto tiempo buscando el indicado y cuando lo encontró se enamoró del diseño tan sutil que resalta la dulce figura de su cuerpo, el cual con el tocado y el pelo suelto lacio hacia el juego adecuado para que todo fuera ideal.

Es la prueba final de su vestido de novia y acompañada de Verónica  se mide su vestido frente a la costurera para darle los últimos detalles al ribete, los espejos no hacen más que reflejar la belleza cálida de la futura novia, entre el cotilleo habitual de un par de amigas surgen los halagos vánales de Verónica quien aun así al ver a Amelia  a unos días de su boda se cuestiona porque dejar ir el amor para ver que otra aunque sea su mejor amiga lo despose y fingiendo una sonrisa esplendorosa no deja de sentir ese pequeño dolor punzante del saber cómo la persona que ama caminara por el pasillo a lado de alguien más. La duda interna del saber si el vendrá a despedirse, si vendrá a verla, han pasado ya varios meses desde que su amorío comenzó y lo que empezó con un juego de noche termino en dos amantes ocultando la verdad a quien sería la afortunada de estar en sus brazos como su esposa.

Al fin del día solo les queda la hora del té han sido unos días tortuosos al acompañar a Amelia a conseguir los accesorios de la boda que podría ser suya, así que bebiendo un sorbo a su té verde suelta un suspiro de envidia por no ser la afortunada, sin prever que Amelia preguntaría porque, Verónica levanta la mirada y hace un gesto de negación y se justifica al decir que es por el ajetreo que les espera los próximos días, suspira aliviada Verónica, - Vaya que no me ha descubierto -  y así pasan las horas entre cotilleo y charla fingida ocultando el dolor que emana de su ser.

Y dando el ultimo sorbo a su te a Verónica no le queda más que esperar a que llegue la fecha prometida y ser la dama de honor es el único papel que le queda asumir porque ella bien sabe que no hay marcha atrás en esta empresa por concluir.

Fatigada llega Verónica a su casa con la única motivación de ponerse linda y llegar a su cita más esperada de la noche, debía esperar a que la luna estuviera en el punto más alto y que la gente en las calles fuera menos para que nadie pudiera verla escabullirse rumbo a la plaza del centro donde habían acordado la cita.

Los minutos pasan a cuenta gotas y ella espera a que den las doce, ya que su amor la espera debajo de una farola para robarle un beso y esas caricias entre sabanas que solo él le podía dar, ella solo quería momentos gratos pensando que son los últimos que podría pasar a su lado.

UNA SEMANA NADA MASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora