Capitulo 2 La tormenta

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El auditorio seguía frío y conforme los minutos pasaban el lugar bajaba su temperatura. Extrañamente aun lo notaba cálido, por el simple hecho de tener a Adrian a mi lado. El timbre que indicaba el fin del receso había sonado hace ya mas de una hora. Sin embargo afuera nada se movía, ya que la fuerte tormenta continuaba y aumentaba aun más su fuerza. Las clases de seguro habían continuado su curso sin nosotros pues, aunque había mucha quietud en el exterior, desde el interior de las aulas se podía sentir toda la energía de los estudiantes que lograron entrar.
Adrián, jugaba con un pequeño mechón de mi cabello mientras me relataba una cómica historia sobre el profesor de química y yo, entre risa y risa, trataba de seguirle el paso al escuchar su historia. Pero no podía prestarle atención por completo, algo en mi interior me decía que no debería estar aquí con el, que deberíamos salir lo mas pronto de aquí que pudiéramos. Claro que al vivir como yo eso es usual, eres paranoica todo el tiempo y mas cuando estas con tus amigos, no se diga con el chico que te gusta.

—Lo juro, ese profe algún día perderá la cara por culpa de el escalón —dijo riendo suavemente.

—Seria bueno, haría reír un rato a todos y quizá incluso el lo haga. Le hace falta —contesté entre carcajadas. A decir verdad si necesitaba un poco menos de amargura en su vida.

—Jajajaja, tienes razón —suspiró risueño—, pero aun asi estaría amargado de la vida todo el tiempo —se burló mientras yo asentía riendo de nuevo.

—Claro, eso nadie se lo quita —contesté justo cuando un fuerte rayo cayó muy cerca de nosotros, en el centro del auditorio, pero al mismo tiempo otro en la escuela produciendo un aterrador sonido que logró robarme el aliento. Algo en mi estomago se oprimió justo en ese instante dándome señal de serios problemas y vaciando todo el aire pulmones. El grito de todos los estudiantes al irse la luz retumbaba en mis oídos, y lo admito, era aterrador estar así. Pero este fue opacado por un grito aun más fuerte y aterrador proveniente de alguna parte del auditorio.

»Diablos, esto no puede estar pasando ahora. No con el aquí. Es demasiado riesgoso ir.

Pensé mientras me separaba sobresaltada de el. En su mirada logré ver algo de temor mientras buscaba a la provocante del grito mirándome a mi con esperanza de que haya sido yo, pero al verme lo supo, yo no habría gritado así. Su mirada se paseaba por todo el lugar con temor de lo que seria o quien seria al encontrarlo. En mi interior rogaba y suplicaba porque solo hubiera sido producto de mi paranoia, que no hubiera nada aquí.

—¿Escuchaste eso? —preguntó con el pánico dominando su voz.

—Si, no creó que sea seguro estar aquí —contesté fría mientras me levantaba cautelosamente poniendo mi cuerpo delante de el de Adrián. Fuera lo que fuera esa cosa, no iba a tocar a mi amigo—. Debemos irnos —afirmé tendiéndole la mano para que pueda levantarse mas fácilmente.

—¿Qué? No —contestó una vez de pie. Lo miré con preocupación sin entender el porque de su objeción, dispuesta a llevarlo a rastras incluso, si era necesario—. Puede que alguien estuviera aquí con nosotros y haya quedado atrapado con el rayo.

—No lo creo Adrián. Ahora mueve tu trasero y salgamos de aquí —dije seria, pero el se negó de nuevo avanzando hasta el lugar donde anteriormente había caído el rayo. En el lugar había marcas de quemaduras esparcidas de una forma muy peculiar por el piso junto con grietas formadas, supusé, por el impacto de este. Un grito volvió a retumbar en el interior del lugar, delatando que efectivamente, provenía de debajo de las rocas que había caído a causa de lo anterior.

El secreto de Casandra (#HFA'S 2016 #GreenA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora