Llegué a la escuela, era un día completamente normal, o al menos eso pensaba...
Entré al salón y me senté en una silla en la primera fila, miré a mis compañeros: algunos platicando, otros haciendo trabajos atrasados que no recordaban que tenían que haber entregado hace una semana, otros asomados por la ventana viendo las luces de las casas lejanas, y ahí estaba ella, una chica de cabello castaño oscuro y piel un poco clara, con la mirada seria, sentada en la misma banca de diario, mirando hacia la ventana.
Suena la campana y entra el maestro por la puerta.
Pasan las clases y por fin llega la hora del receso. Todos salen por la puerta, todos menos ella, que permanecía en su lugar acomodando sus cosas. Me levanté de la silla y me dirigí a la puerta para salir, ella tomó su botella de agua y salió apresuradamente, antes que yo, pasó por el pasillo y bajó las escaleras hasta el patio principal.
Salí, cerré la puerta e hice lo mismo que ella. La vi sentada a un lado de las puertas del laboratorio, junto a dos de nuestras compañeras, ellas no eran sus amigas, sólo dos chicas fingiendo que les importaba hacerle compañía. Ella estaba callada, como de costumbre, miraba hacia el salón mientras las otras 2 platicaban con un chico, iba en otro grado.
Yo observaba todo desde una banca cerca de la entrada a la sala de maestros.
Vi que Ella miraba al chico de reojo, y desviaba la mirada tímidamente mientras fingía tomar agua de su botella. Me doy cuenta de algo, parecía muy obvio, pero tal vez nadie más que yo lo había notado:
A ella le gustaba él, tal vez no mucho, tal vez ni si quiera estaba segura de lo que sentía, pero lo supe por el brillo en sus ojos cada vez que lo veía. Ella no quería demostrarlo, además, no lo conocía, no había hablado nunca con él, y era muy tímida como para hacerlo.
-Quédate-pude escuchar que le decía una de mis compañeras al chico tomándolo del brazo.
El chico se negaba, pude ver como ella, la chica a la que le gustaba él, decía algo en voz baja, tan baja, que nadie, absolutamente nadie lo pudo escuchar, sólo yo pude hacerlo: "suéltalo".
Tenía razón, a ella le gustaba ese chico y le tenía celos a las otras chicas por poder hablarle y estar con él.
Se terminó el recreo y siguieron las clases.
Llegó la hora de la salida. Una de mis compañeras, justamente la que le tomó el brazo al chico del otro grado, siempre se quedaba unos minutos más, porque iba al baño a desmaquillarse, ya que su madre pensaba que estaba demasiado chica para hacerlo, y ella lo hacia a escondidas, para venir se así a la escuela. Ella, la chica callada y que siempre se tardaba en salir, la acompañaba, y ese día no iba a hacer la excepción. Salieron del salón juntas y pude oír que ella le decía que tenía que hablar con ella. Las seguí y me detuve antes de que cruzarán la puerta.¿Qué estaba haciendo? ¿Cómo es que estaba yo involucrado en esto?
Saqué mi celular de la mochila y le envíe un mensaje a mi mamá diciéndole que puede que llegue un poco tarde, lo meto en mi bolsillo y permanezco recargado en la pared, a un lado de la puerta del baño.
-¿Cómo pudiste?-escucho que le dice ella a la chica que le tomó el brazo al chico.
-No sé de que hablas- le responde.
-Claro que sabes de que hablo-
-No, ya dime-
-En el receso-
-¿Qué?-
-Lo que hiciste-
-¿Qué hice?-
Me asomo un poco, observo como ella se le queda viendo a mi compañera con una mano en su mochila y la otra en el lavabo.
-Suéltalo-le dijo ella mientras la tomaba del brazo indicándole que dejara de limpiarse la cara y le pusiera atención.
-¿Qué?-
Ella permaneció callada.
-¿Qué pasa?-
-El chico-
-¿Qué chico?-pregunta mi compañera sarcásticamente.
Ella solo se le queda viendo dejando claro que si estaba molesta en el receso ahora lo está mucho más.
-Ahhh....ese chico...¿Es por eso que querías hablar conmigo?
-Si, no quiero que lo toques.-
-Oye tranquila ¿Si?-dice intentando contener la risa-no le voy a hacer nada, o al menos hasta dentro de poco tiempo-
Ella desvía la mirada hacia el techo, obviamente no le cree.
-Esta bien, no lo tocaré, pero ¿Por qué no le hablas y le dices que te gusta?-
-No puedo-le dijo ella en voz baja.
-Pero claro que puedes, el es muy agradable, hasta yo podría decírselo.
Veo como ella, con su mano, le apretó el brazo con la intención de lastimarla.
-Hey ,para, para, ya, no le diré nada, pero te podría ayudar...-
-No necesito tu ayuda- dijo ella aún más enojada.
-Si la necesitas-
-No, tú la necesitarás-
Ella la jaló con una fuerza sobrenatural y la tiró al piso.
-¿Qué te pasa?-decía mi compañera mientras intentaba levantarse, pero ella se lo impedía tomándola del cuello.
-Ya déjame irme, por favor-le pedía.
-¡NO!-dijo ella mientras sacaba algo de su mochila, era una navaja. En cuanto la vio, mi compañera comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero ella le tapó la boca y tomó la navaja con su mano, se la clavó en el cuello y se levantó dejando el cuerpo de mi compañera tirado en el piso.
Yo me quedé impresionado, sin darme cuenta de que había olvidado poner mi celular en vibrador y estaba sonando porque mi madre me estaba llamando. Trato de bajarle el volumen rápidamente y me dirijo a la puerta principal, estaba cerrada, volteo hacia todos lados para tratar de encontrar por dónde escapar, me doy cuenta de que alguien me sigue pero no le doy importancia, miro mi celular y pienso que debería llamar a la policía...o a una ambulancia quizás.
Me doy la vuelta y la veo a ella, con la navaja ensangrentada en la mano, mientras me dice algo que ya he escuchado antes:
Suéltalo.
Basado en hechos reales.