NO TE ESCAPES

MI VIDA

Mi vida no es que digamos muy buena. Me crié en Nueva York, y mi vida siempre a sido muy peligrosa. Nací el 24 de julio de 1478 así que tengo 540 años.
A la edad de 18 años, me convertí en un vampiro. Para convertirse basta darle un poco de tu sangre y que luego beba sangre humana. Y eso hice yo. Ahora puedo obligar con tan solo mover la boca. No me gusta mi vida, pero si no hubiese tomado la sangre seguramente ahora estaría muerto por dos razones, el paso de los años y las gravísimas enfermedades que rondaban por aquella época. Lo único que hacia en mi tiempo libre era matar a gente o convertir. Yo no elegí ser vampiro, mas bien me obligaron.
Mis padres, están muertos. Los mate yo. Se enteraron y casi me matan así que decidí dar yo el primer paso.
Un buen día me mude aquí, a Europa. Ya me canse de Nueva York era una ciudad bonita pero no para mi. He pasado toda mi vida allí y quiero vivir más.
Así que me mudo. No se como sabrá la gente allí o como es pero tengo ganas ya de irme a Europa.
Odiaba ir en avión. Un tubo cilíndrico de metal en el que viajan 300 personas demasiado juntas. Y el aterrizaje fue lo peor, el avión saltaba y a la vez tu saltabas.
Cuando llegué a mi nueva casa me quede sorprendido. Era un bloque de pisos. Subí al cuarto piso y metí la llave en la cerradura. El olor a cerrado inundaba el ambiente. Entre dentro y cerré la puerta. No se oía nada. Ni coches, ni personas, ni vecinos. En ese momento solo estábamos yo y mis pensamientos. De repente escuche un portazo que provenía del portal. Mire por la hebilla de la puerta y observé a dos jóvenes teniendo una discusión. Pensé en comérmelos a los dos pero ahora todo el mundo tiene familia y no solo me pondría en peligro yo, también pondría en peligro a todos los vampiros del mundo.
Llegó la mañana de ir al instituto. Solo fui un año en el siglo IX(19) para estudiar medicina. Desde pequeño quería ser médico pero las cosas han cambiado mucho.
Me puse una camiseta negra y un pantalón blanco. Antes de salir me puse las gafas de sol y me mire en el espejo.
Salí a la calle y la luz del sol toco mi pelo poniéndolo mas claro. Ya se que la leyenda es que no podemos tocar la luz del sol pero eso es totalmente falso. A mi me gustaba el sol. Me hacía sentir normal, me hacía sentir vivo.
Estuve andando hasta llegar allí, estaba lleno de chicas guapas y fumadores. Pero hubo una chica que me llamo la atención, si algo tienen en común los vampiros es los ojos. Cambian de color. Exactamente azul fuerte en la sombra y verde en el sol.

Vi a un chico muy guapo mirándome fijamente. No se que veía en mi, ztal vez aun me quede un poco de sangre del desayuno. O le guste. Quiero que sea mi próxima víctima. Me miro y se fijo en mis ojos. Mis ojos cambian de color al sol o en la sombra. A mi personalmente me gustaba salir de fiesta, emborracharme y matar a gente. Eso es una cosa que todos los vampiros tienen en común.
Camine hasta mi supuesta clase y el iba a la mía. Me senté detrás de todo y deje mis libros en el cajón que se situaba debajo de la mesa. Después saque mi bolígrafo y el cuaderno. La profesora era vieja y muy molesta. Me dieron ganas de matarla pero me contení gracias a dios.
La profesora se fue y cambiamos de clase. Yo no me moví, los demás se cambiaban de sitio y yo me quede sentada. Un chico alto con los ojos marrones y el pelo negro se me acercó.
-¿Eres virgen?- me pregunto.
-¿A que viene eso?- le conteste.
-¿Aun eres virgen?
-¿Y a ti que te importa?
Se fue y se comenzó a reír con sus amigos. Parece que alguien no vendrá a clase mañana.
Sonó el timbre y me fui al patio. Yo intente socializar pero la demás gente me miraba mal, como si fuera un bicho. Entonces vi al chico de antes sentado en una mesa y me acerqué a el.
-¿Esta ocupada?- le pregunte.
-No, siente yo ya me iba.
-No te vayas me gustaría conocerte.
Estuvimos hablando bastante rato y me di cuenta de que me había pasado algo que me paso hace mucho. Me enamore. Me enamore de el chico cotilla. La verdad es que era muy guapo y majo.