Arriesgá

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6 A.M. Lunes. Comienza una nueva semana. Despertar y cumplir con los deberes diarios. Por lo menos mi despertador suena con Razón, una de las canciones de mi banda preferida. Quisiera tenerlos cerca cada día, y no conformarme con verlos solo una o dos veces al año. A penas despierto, desactivo la alarma y tomo mi celular; allí es cuando leo una notificación de Instagram que me despabila por completo. Un mensaje de Fede, uno de los doce motivos de mi locura, trombonista de Los Caligaris. No podía creerlo. Mi emoción fue mas fuerte cuando abrí el chat, y leí lo siguiente:

"Mañana vamos para México a hacer prensa... venís?"

El día apenas había comenzado, y solo con leer el mensaje, sabia que grandes cosas iban a suceder. La ansiedad se apodero de mi. Entré al Instagram oficial de la banda, y allí fue cuando vi un anuncio, que apenas había sido publicado 7 minutos atrás; Los Caligaris firmarían autógrafos por la tarde del miércoles en el Auditorio Nacional. Ya no podía mas de la emoción, hasta que mas abajo alcance a leer que los accesos serian limitados. Solo 200 personas. Comencé a imaginar la cantidad de fanáticos que tendrían tantas ganas de verlos como yo. De tenerlos cerca, aunque sea poder abrazarlos por un instante, quizás tomarse una foto y hablar con algunos de ellos. Mis expectativas bajaron, y mas aun al recordar que esa seria mi ultima oportunidad hasta dentro de 6 meses, cuando recién se presentaran por primera vez en el Auditorio. Pero no podía esperar tanto tiempo. Decidí no perder las esperanzas tan pronto, y fui a la conversación con Fede. Me alegraba que el se acordara de mi. Lo conocí en la convivencia de la gira "Caligaris somos todos". Ese día pude hablar con cada uno de ellos, y sobretodo con Martín, uno de los vocalistas y mi gran amor. Tan solo pensar en el, me emocionaba y hacia temblar. Solo quería que llegase el miércoles, para poder verlo aunque sea de lejos. Le agradecí a Fede por su mensaje, y le pregunte hasta cuando se quedarían en CDMX. Pocos minutos después, tuve su respuesta:

"En ciudad de mexico hasta el juevess jaja despues monterrey".

¡Los Caligaris en mi ciudad por cuatro días! Durante esa tarde, mi mente estuvo en una nube de ensueño, imaginando situaciones que no me ocurrirían jamás. Intenté poner atención en mis clases, pero el saber que los iba a tener tan cerca me des concentraba de todos mis deberes. Sentía nervios y un gran nudo en el estomago, como si fuese la primera vez que los vería. Apenas pude dormir esa noche. Su avión aterrizaría en el aeropuerto por la madrugada, y mis amigas irían a recibirlos. Yo no podría estar allí, debía levantarme temprano para ir a clases. Sentí que estaba perdiendo una oportunidad y eso me apenaba.
Esa noche soñé con ellos. Cada uno me cautivaba a su manera, con sus gestos, sonrisas, y el carisma que demuestran arriba y debajo del escenario. Solo poder saludarlos, bastaría para calmar este sentimiento. Mientras en la clase solo pensaba en como sería ese momento, mis amigas compartían por el grupo de WhatsApp, fotos que se tomaron junto a Pini, Agustin, Zurdo y Juan en el aeropuerto, y comentaban lo grandioso que habia sido verlos;

Lizeth: por dios, vieron lo guapisimo que se veia juan??? no lo creo!!!
Mary: Siiii, ame ver esos ojos, al igual que Pini
Raquel: aun siento el perfume de Zurdo, es tan lindo 😍

Leer la conversación y ver sus fotos junto a ellos fue mi punto de quiebre. ¿Que estaba haciendo? ¿Porque no aprovechaba la oportunidad? Salí de la clase sin pensarlo dos veces. El impulso fue muy fuerte, y el temor a perder un momento único. Le escribí a Fede, preguntándole en que hotel se hospedarían. Solo esperaba que el leyera mi mensaje y me pudiera ayudar. Su respuesta no tardo en llegar, el mensaje decía:

Holaaa.. ya llegamos, estamos en el hotel four seasons jaja! no lo digas, si queres veni... con alguna amiga

Mis amigas no podrían acompañarme. Me decidí por ir sola. El Four Seasons quedaba a 20 minutos de mi facultad, y no dude en arriesgarme. Tenia que estar ahí, como sea. Mi cuerpo temblaba por completo, como si presintiera todo lo que iba a suceder después. Con un enorme nudo en la garganta, subí al camión que me llevaría hasta el hotel, y minutos mas tarde, estaba a tan solo dos calles de mi destino. Me detuve a pensar que era lo que estaba haciendo, y realmente no lo entendía. Caminé y ya casi llegando a la entrada principal, pude ver a un grupo de niñas con narices de payaso y playeras de la gira. Estaban detrás de una valla, por supuesto, esperando a que Los Caligaris se asomen por alguna ventana o, con mucha suerte, salieran a tomarse fotos. Tenia la opción de ir hasta la puerta y quedarme allí junto a ellas, o buscar otra alternativa, y arriesgarme como sea. El semáforo me detuvo en esa esquina y no pude cruzar a la entrada principal. Fue ese instante donde voltee mi cabeza hacia la calle del costado, y vi una combi color blanca esperando salir, ubicada justo en la entrada paralela del hotel. Identifiqué a uno de los técnicos Caligaris cargando una guitarra, y confirme mis sospechas; saldrían por allí. No sabía donde irían, quizás a algún programa de televisión, pero yo debía verlos antes de que se fueran. Fui hasta la combi y pude ver una puerta con vidrios oscuros. Quizás si entraba por ahí, alguien de seguridad me detendría, o con mucha suerte, podría cumplir mi objetivo. Tenia que parecer normal, agradezco no haber llevado mi playera de los 20 años en ese momento. No lo pensé demasiado, entre. Exhalé con tranquilidad cuando me di cuenta que había tomado la decisión correcta. Estaba en el bar del hotel. Muy lujoso. Asientos con tapizado color rojo, y ejecutivos bebiendo café. Camine unos pasos buscando un baño, llevaba puesto un vestido informal, pero pensé que podía verme mejor con un poco de maquillaje. Estaba tranquila, hasta que mi corazón dio un salto al ver pasar frente a mi un hombre con una playera color negra, y en su espalda alcance a leer "CALIGARIS 20 AÑOS. STAFF". Era el mismo de cabello largo que hace minutos había visto subiendo la guitarra al vehículo. Si no me equivoco, lo llaman Tunga. Mi parte mas fangirl y alocada pensó en seguirlo para ver hacia donde iba, mientras mi lado sereno me decía que iba a quedar como una loca y si me descubrían, ese seria el fin de mi aventura. No le hice caso al lado racional, y claramente, fui cautelosamente tras él. Tunga salió del bar, y llego hasta el lobby principal. No avance más. Me quede tras una columna observando que hacia. Pude ver que tomó del hombro a alguien que estaba sentado en el sofá. Al voltear el perfil, identifique a Juan. Mi garganta se hizo un nudo, y mis manos volvieron a temblar. ¿Me acerco a saludarlo? No quería molestarlo, al fin y al cabo, ese era su momento de descanso. La puerta del ascensor se abrió, y Mauri junto a Lauta se sentaron en el lobby con Juan. Hace 20 minutos atrás, estaba preocupada, pensando que quizás no tendría oportunidad de verlos, y ahora, luego de tanto tiempo, los tenía frente a mis ojos. Una de las empleadas de recepción se acercó ami y me preguntó si necesitaba algo. "Hasta aquí llegue" pensé. Con tranquilidad, le respondí que necesitaba ir al baño. Me señaló el ascensor y me respondió "Primero piso a su derecha, a mitad del pasillo. Sino, el que se encuentra en el bar." Le agradecí, dí la vuelta, y toqué el botón del ascensor. Subí hasta el piso uno, y antes de bajarme, escuché una voz que me puso la piel de gallina;

"Dale, te voy a estar esperando abajo"

Era él. No esperaba verlo, pero ahí estaba, Martín a mitad de pasillo. No notó mi presencia, hasta que mi cuerpo habló por si solo y un impulso me acercó a él. No solo me temblaban las manos, sino también las piernas. Pensé que no iba a poder hablarle, mi garganta estaba tensa pero aún así le dije hola. Sí, eso fue todo lo que pude decir. Hola. Él, con una presencia como ninguna otra, me tomó del hombro, me besó en la mejilla, y respondió:
  - Ey, todo bien vos?
Asentí con la cabeza, completamente deslumbrada. Y agregó:
- Hacia mucho que no te veía por acá, venís mañana al auditorio me imagino.
Con una sonrisa en el rostro.
Se acordaba de mi, no hubiese imaginado este momento ni en mis sueños mas locos. Le sonreí, y de alguna forma pude decirle que no tenía el pase. Me tomó del hombro, y mientras me decía que no me preocupara por eso, a final del pasillo pude ver a Fede caminar hacia nosotros. Estaba serio. Pensé que podría estar molesto, ya que no respondí a su mensaje cuando le pregunté donde se hospedarían. Esa fue la primer idea que se cruzó por mi cabeza, pero luego pensé que sería una teoría muy tonta.

- Me parece que yo te voy a tener que esperar abajo.

Le dijo a Martín, percatándose de que yo estaba ahí, y sin dirigirme la mirada ni devolverme la sonrisa. Confirme que estaba molesto. Los nervios se transformaron en incertidumbre, sobretodo después, cuando Fede subió al ascensor y en el pasillo solo quedamos Martín y yo.

Olvi(darte) como seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora