No one breaks my heart like you 》Lysandro│cancelada│

Capítulo 1: "Primer encuentro: Infancia"

Aún recuerdo ese día. Apenas tenía cinco años cuanto entré al preescolar. Se hacían tres años ahí, pero mis padres decidieron colocarme en el último año.

Sí, esas cosas podían hacerse antes.

Recuerdo haber atravesado la puerta para entrar al patio de mi kínder. No lloré al dejar a mis papás atrás, de hecho estaba muy contenta. Tenía dibujada una pequeña sonrisa, mientras sujetaba mi pequeña mochila con mis manos.

Me detuve un momento y toqué mi peinado para asegurarme de que la media cola que había hecho mi mamá, sobre mi rubio cabello, no se había deshecho.

Me sentí satisfecha al darme cuenta de que todo estaba en orden y continué caminando.

Había muchos niños por todos lados. Unos llorando, otros bastante tranquilos como yo, y otros correteando por ahí.

Las educadoras nos daban indicaciones de a dónde teníamos que ir, pero yo hice caso omiso de eso, y continué caminando a otra dirección. Quería ir a donde estaban los juegos.

Después de estar paseando por el patio, me encontré con la zona de los juegos.
Empecé a explorarlo, a observarlo detenidamente. Había un resbaladero, un subí-baja, una caja de arena, entre otras cosas.

A lo lejos pude ver los columpios. Mi sonrisa se agrandó, me fui acercando conservando mi sonrisa, pero se desvaneció cuando vi a alguien sentado en uno de ellos.

No estaba paseándose como debería hacer, estaba solo, mirando la arena que tenía entre sus zapatos.

Me extrañé bastante, sin embargo, no dudé en acercarme, bastante curiosa.

Qué extraño. Yo estaría paseándome en los columpios. ¿Por qué ese niño no se está paseando?

Cuando estuve a un par de pasos cerca de él, él alzó su mirada y por primera vez, sentí algo diferente.

Era un niño bastante lindo, con ojos bastante bonitos y grandes. Un ojo de color ámbar y otro verde. Su cabello era corto y plateado, bastante peculiar y brillante.

Al principio me miró con curiosidad, pero después me sonrió.

— Hola. — Dijo él.

Yo lo observé otros instantes más, aún asombrada por sus ojos.

— Hola. — También sonreí.

— ¿Cómo te llamas? — Preguntó él.

— Me llamo Arise... — Enrojecí.

Por alguna extraña razón, mi corazón empezó a latir con rapidez. No entendía el por qué, pero no me desagradaba la sensación... se sentía, bastante bien.

Él desvió la mirada y continuó observando la arena en sus zapatos. Entonces, fue ahí cuando se me ocurrió preguntar.

— ¿Y tú?

Nuevamente volvió a mirarme y me sentí feliz por eso.

— Me llamo Lysandro.

En ese momento una de las educadoras llamó nuestra atención.

— ¡Niños! ¿Qué hacen ahí?

Ambos volteamos a ver a la educadora y reímos. Lysandro se levantó para ir con la educadora y yo lo seguí. En ese instante, me di cuenta de lo peculiar que era su ropa. Era muy elegante y lucía bastante limpia y bonita, no era para nada parecida a mi ropa. Parecía un niño vestido de alguien mayor, pero no le di importancia.

A los minutos después nos dimos cuenta que nos tocó en el mismo aula, y mientras hacíamos dos filas de niños y niñas, para entrar al aula, nos vimos y nos sonreímos.