2 AM

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Abrí la puerta y ahí estaba, ojos hinchados, grandes ojeras, con la cabeza gacha y una sonrisa de lado. Le miré diciendo "¿qué haces a estas horas en mi portal?", me sonrió fingidamente y, de cierta forma, me suplicó con la mirada para que le dejara pasar. Simplemente me hice a un lado y extendí mi brazo en dirección a mi habitación mientras arrugaba la nariz no muy convencida de la idea. Era tarde y prefería estar durmiendo, pero era importante para mí y no me perdonaría jamás haber dejado que se fuera.

Le seguí detrás y cuando llegamos, se lanzó a la cama para luego abrazar sus rodillas contra su pecho. Me senté a su lado con mis piernas cruzadas y pasé mi mano por su cabello acariciándole. Esperé pacientemente a que me dijera algo, me contara la razón por la que estaba tocando mi timbre a altas horas de la madrugada.

- No lo entiendo - dijo con su cara entre sus piernas.

- ¿Qué cosa?

- No me quiere, por poco ni nota mi existencia.

- ¿De qué estás hablando?

- Me gusta, ¡mierda, me gusta demasiado! - gritó exaltado -. Es la persona más hermosa que vi nunca, me hace reír, le hago reír, nos llevamos de maravilla. Pero mis esperanzas de que se sienta de la misma manera, son nulas. Completamente inexistentes. Ella es demasiado para mí.

- ¡No seas de así! Es imposible que a alguien no le gustes - levantó su mirada hacia a mi e hizo una mueca -. Lo que intento decir es que, a 20 millones de personas le gustas, ¿por qué ésta debería ser diferente?

- Hay bastante gente a la que no le gusto absolutamente nada y otras que me odian sin motivo alguno. Y esto es totalmente distinto - volvió a poner su cara donde antes.

- Creo que estas siendo muy pesimista, Samuel -fruncí el seño y me crucé de brazos.

- Estoy siendo realista.

- No, no lo estás. Miras todo con ojos negativos, así no son las cosas. Entiendo que, quizá te hayan rechazado alguna vez y que otras te hayan dejado, y por ello antes de intentarlo ya te sientas rechazado, yo también lo hago. Pero no me parecen motivos suficientes como para ponerte de esta manera.

- Es que ver la cama vacía y saber que mi última relación fue un fracaso, hace que no pueda pensar en otra cosa que no sea yo quién está mal. El que se equivoca y comete miles de errores soy yo - se estiró y miró al techo poniendo sus manos debajo de su cabeza.

- No, Samuel, te equivocas.

- No lo sé. Cada vez me siento peor y no tengo ni la más mínima idea de cómo pararlo - hizo una pausa -. Nunca, jamás, dependí de nadie, nunca necesité a alguien más que a mí mismo para ser feliz. Sin embargo, cuando llega la noche y estoy en la cama sin poder dormir, mi mente no hace más que vagar por cada rincón posible para recordarme que, no importa lo que haga, al final del día solo tengo una cama vacía - se incorporó y me miró fijamente - Antes no tenía nada y soñaba con esto: una buena casa, coches deportivos, dinero; y ahora que tengo todo lo que quería, solo puedo pensar en que quiero estar un rato con mis amigos, ir a ver a mi abuelos, tener a mis padres cerca, una pareja. No quiero todo este dinero, quiero salir a cenar con alguien y no tener que andar pensando en mi trabajo - apoyó su rostro sobre su mano y esperó a que contestara algo.

Sus ojos solo me decían que estaba triste y que se sentía de la peor manera posible. Simplemente lo abracé y nos quedamos así, en silencio por un rato. No nos movíamos, disfrutábamos de la calidez del otro y solo escuchábamos nuestras respiraciones. De todas formas, nunca supe muy bien cómo consolar a alguien de la manera correcta.

2AM (one shot - Samuel De Luque)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora