Por un suspiro

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De pronto Henry recordó. Lo recordó todo. La maldición se había roto. Él sabía exactamente lo que la había roto, o mejor dicho, quién.

Fue corriendo hasta la azotea, tropezando con cada uno de los escalones. Necesitaba abrazarla ahora que recordaba quienes eran.

-¡Mamá!- La llamó al abrir la puerta. -¡Mamá, soy yo!-

La buscó con la mirada, entusiasmado, e incapaz de dejar de temblar. Pero entonces la vio, en el suelo.

-¡Mamá!- Corrió hacia ella.

La morena se encontraba tirada sobre unas láminas de madera partidas, inmóvil.

-¡Mamá, soy yo, soy Henry!- La sujetó, intentando despertarla. -Ha funcionado... Lo has logrado...-

-Henry...- Murmuró la mujer.

-Lo siento mucho, mamá...- Rompió a llorar. -Te vas a poner bien, te lo prometo...-

-Estaré bien...- Aseguró en un suspiro. -Ahora que sé que estáis todos juntos...-

-No, mamá... Por favor, no me dejes solo...-

-La familia nunca te deja, Henry... Ellos cuidaran de ti ahora...-

-Tú eres mi familia...- Sollozó. -Mamá... ¡Mamá! ¡Tú eres mi familia!-

Los ojos de la morena se cerraron sin esfuerzo, el aliento abandonó sus labios, y su último latido se lo dedicó a su hijo, que la sujetaba entre sus brazos y temblaba.

-Mamá...por favor...- La abrazó prietamente, y enterró la cabeza en su abrigo para callar su llanto. -Lo siento, mamá... Lo siento mucho...-

Estaba en sus brazos, lo que quedaba de ella, lo que quedaba de la mujer que le arropaba todas las noches y besaba su frente tras comprobar que no hubiese ningún monstruo bajo la cama, la que se enfrentó a todo un pueblo y a si misma por ser merecedora de su amor, la que demostró que todos estaban equivocados, la que tantas veces salvó a quienes le arrojaban piedras, sin dejar de ser su madre a tiempo completo; la que le ayudó a elegir Universidad y le dio todo cuanto tenía, la que cada vez que lo abrazaba luchaba por esconder su propio dolor y lo camuflaba con una sonrisa. Su madre. Su heroína.

Su heroína lo había abandonado. Ahora estaría solo. De pronto todos esos monstruos volvieron, volvió a sentirse como ese niño asustado que necesita consuelo, pero su heroína ya no estaba. Y entonces lo entendió: A todos los héroes les llega su final. Y éste era el suyo. Era el final de Regina Mills.

 Era el final de Regina Mills

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Lo siento mucho.💔

Al final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora