Prólogo

12 0 0
                                    

Salí corriendo, si me quedaba un segundo más ahí me debilitaría, pronto comenzaría, sabía que no demoraba mucho tiempo después de atacar. Además, podría atraparme y eliminarme fácilmente, porque estaré indefensa durante ese periodo de tiempo.

Entré a un lugar muy oscuro, aunque yo podía ver todo claramente. No había nadie por lo que era el lugar perfecto para quedarme hasta que todo pasara.

Apenas entré comencé a sentir como si mi cuerpo se estirara, la sangre me comenzaba a hervir, algo en mi interior comenzó a palpitar. Mis pequeñas manos comenzaron a alargarse y a cambiar de color.

Un dolor desgarrador recorría todo mi cuerpo, no podía identificar de dónde venía exactamente, creía que iba a explotar en cualquier momento, y así mi vida terminaría, pero sabía que esto era parte del proceso, y no me quedaba otra opción más que soportarlo, es decir, no era algo que pudiera deshacer, además tenía a la víctima perfecta.

Mi cuerpo aún se estiraba y mis huesos comenzaban a crujir, estaba tumbada en el piso retorciéndome sin poder controlarme. Respiraba entrecortada y forzosamente, escuchaba unos gemidos de dolor que supongo eran míos, era extraño escuchar mi propia voz quejándose de dolor. No sabía cuánto duraría, nunca antes había sentido dolor, y sé que después de esto no lo volvería a sentir.

La fase de estiramiento parecía llegar a su fin, los huesos aún crujían, pero ya estaban casi todos en su lugar, sentía que llevaba al menos una hora así, sintiendo y perdiendo todas mis armas de ataque, para mí era una debilidad, pero pronto tendría más poder, tendría las habilidades perfectas y todo lo que había tenido hasta ahora no sería nada comparado con lo que podría hacer.

Ya veía como todos mis sentidos se habían ajustado a mi nueva situación, no parecía haber cambiado nada, aun podía ver en la oscuridad y podía escuchar claramente todo lo que me rodeaba, cosa que una persona común y corriente no podría hacer. Miré mi nuevo cuerpo, lucía como cualquier otra persona, observé mi mano, mis uñas ya no eran lo mismo, abría y cerraba mi mano, por fin tenía el disfraz perfecto.

Ahora que el dolor empezaba a desaparecer pude darme cuenta de que no estaba completamente sola, estaba en una especie de almacén, y había una habitación a mis espaldas. Una tenue luz se colaba por debajo de la puerta, y podía oír a dos personas, dos mujeres que comentaban que dejarían ordenado el lugar. Era un negocio y habían cerrado. Una de ellas se estaba acercando, diciendo que iba a comprobar si la puerta de atrás estaba cerrada. Era el momento ideal para probar mi nuevo estado.

Ella entro en la habitación, encendió la luz e inmediatamente se percató de mi presencia. Se quedó pálida al verme al parecer no sabía cómo reaccionar, supongo que se debía a que era una desconocida y que además no llevaba nada de ropa.

–Ho - Hola –dijo dudosa–. ¿Quién eres tú y cómo entraste?

Mi objetivo era deshacerme de ella, pero antes debía probar este nuevo disfraz.

–Yo... –me sorprendí un poco al escuchar mi propia voz, era algo completamente nuevo para mí– yo no sé –mi voz no parecía tener ningún sentimiento, pero quería parecer triste, porque las personas siempre se acercan a alguien indefenso, su mente estaba confundida, estaba pensando en llamar a la otra chica, tenía que evitarlo–. ¿Puedes ayudarme?

–S-si... ¿Qué necesitas?

Le hice un gesto con la mano para que se acercara. Comenzó a hacerlo cuidadosamente, baje un poco la cabeza y encogí los hombros, ella pensó: «debe tener frío» así que decidió sacarse su chaqueta para entregármela, facilitando todo para mí, me puso la chaqueta en los hombros, y yo rápidamente hice que mis uñas crecieran y las enterré en su garganta así no podría gritar, solo oí un pequeño gemido y con una sacudida de mi brazo la lance al suelo provocando un fuerte sonido, lo que al parecer alertó a la otra chica, porque gritó su nombre y se acercó a la habitación, al entrar me miró confundida y luego miró a la chica que estaba en el piso, ella quiso gritar, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa la levanté del piso con mi mente y la comencé a estrangular, no duró mucho, pronto dejo de respirar, así que la bajé. Me di cuenta de que su ropa me quedaría bien, se la quité y me la puse, tenía que ir a informar que había tenido éxito en la mayor parte de mi misión, solo me quedaba una cosa: encontrarla.

Apariencia MortalWhere stories live. Discover now