Domingo

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Simón estaba acostado sobre el sofá con Ámbar sobre su pecho. Era fin de semana y aquella cotidianidad les encantaba disfrutarla. Ya había pasado bastante tiempo desde que se habían enamorado y aunque muchas personas solían decir que el amor con el tiempo se acaba, en ellos dos era diferente. Ambos disfrutaban de la cercanía mutua y les sorprendía lo mucho que seguían amándose con el paso del tiempo. Como si su amor fuera haciéndose cada vez más grande. Simón acariciaba distraídamente uno de los brazos de Ámbar, con naturalidad. A veces aun le impresionaba haber conseguido justo eso, tener a la rubia en los brazos con esa naturalidad y abandono, como si se pertenecieran.

Tenían puesto una transmisión en vivo de Jazmín de fondo mientras hablaban de cosas sin importancia, tan solo disfrutando del momento y la compañía. Simón se reía de alguna cosa que había dicho Ámbar cuando la voz de Jazmín llamo su atención.

— La siguiente canción es para nuestra pareja estrella, dedicada a la mismísima Luna de su Príncipe Encantador. Desde aquí les deseamos toda la felicidad del mundo. Y ahora les dejo con "Thousand years" de Cristina Perri.

Los primeros acordes de la canción empezaron a sonar mientras el video aparecía en pantalla y Simón sonrió un poquito, Matteo le había contado lo que iba a hacer el día anterior y se imaginaba la cara de Luna en ese mismo momento. Ámbar por su parte se echó a reír.

— ¿Matteo le ha dedicado una canción en un programa de Jazmín? No sabía que aún en esta época se dedicasen canciones en un programa.

Reía la rubia mientras ambos escuchaban la canción.

— Si esta es la idea de romanticismo que tiene Matteo hoy en día me alegro de que nuestra relación no haya funcionado,

Añadió Ámbar sin dejar de reír.

— Bueno, es bonito si lo piensas bien...y la letra desde luego les encaja.

Defendió el mexicano con una pequeña mueca y un ligero encogimiento de hombros.

— Sí, eso sí, pero estoy segura de que solo ha elegido esa canción por el título y ya está. Supongo que debemos alegrarnos de que no haya escogido ninguna de la película de Disney.

A Ámbar todo eso le estaba haciendo mucha gracia, levantó la vista de golpe para mirar a Simón divertida.

— ¿Te imaginas la cara de Luna? Seguro que incluso llora.

— Pero serán lágrimas de felicidad.

Argumentaba Simón cada vez con menos convicción.

— Apuesto lo que quieras a que cuando acabe la canción un avión escribe alguna cursilada en el cielo o algo así.

Rio la chica bajando otra vez la cabeza hasta el pecho de Simón y acomodándose otra vez mientras la canción llegaba a su fin.

— En realidad la hará asomarse al balcón porque fuera habrá un caballo con una pancarta en la que pone "te amaré por siempre"

Contó el joven que conocía todo el plan del italiano, Ámbar soltó otra risa.

— Típico.

Volvió a escucharse la voz del locutor y el castaño se encogió un poco sobre sí mismo, cerrando los ojos para no ver lo que venía.

— La siguiente canción es también para una pareja, que algunos todavía no conseguimos explicarnos. Es de nuestro querido Simón para, bueno...Ámbar. Los dejo con "All of me" de John Legend.

Cuando terminó de hablar empezó a sonar la nueva canción, Simón esperaba escuchar otra risa de Ámbar o algún reproche por su mala idea, pero solo se escuchaba la canción. Abrió un ojo con cautela y miro hacia la rubia, que lo miraba a él con la boca ligeramente abierta por la sorpresa.

— Cuando Matteo me contó lo que iba a hacer no parecía tan mala idea...ahora me gustaría ir a cortar la emisión.

Confesó Simón algo avergonzado.

— ¿Me has dedicado una canción?

Pregunto la rubia en un susurro.

— En mi defensa diré que lo que te dedico es la letra porque yo no canto muy bien, así que...

Volvió a encogerse de hombros incapaz de mantenerle la mirada de Ámbar, pero la joven apoyada en él levantó una mano hasta su mejilla para obligarlo a mirarla.

— Nunca nadie había hecho algo así por mí.

— Siento ser el primero.

Se disculpó Simón, haciendo reír a Ámbar sin ninguna sombra de burla. Se impulsó hacia arriba por el cuerpo del mexicano para que sus caras quedasen a la misma altura.

— Eres adorable cuando te pones cursi.

Dijo besándolo casi antes de terminar de hablar.

— La letra expresa bastante bien lo que pienso, y quería que lo supieras. Aunque quizá tendría que haber buscado otra forma de...

Seguía excusándose Simón, Ámbar le puso un dedo en los labios para callarlo y escuchar la canción con una media sonrisa boba. A Simón le hizo gracia ver como los ojos de su novia se humedecían ligeramente.

— ¿Eso son lágrimas?

Dijo riendo aun con el dedo de la chica sobre los labios.

— Pero son de felicidad.

Respondió Ámbar riendo también y abrazándose tanto a Simón que los dos juntos ocupaban el espacio de uno en el sofá.

— Es una idea tan de adolescente.

Dijo con una risita.

— Seguro que ahora te parezco muy estúpido.

Comentó Simón devolviéndole el abrazo a la rubia.

— La que se siente ahora mismo un poco estúpida soy yo.

— ¿Luna y Matteo ya no te parecen tan cursis?

— Oh no, ellos son unos cursis que van por la vida escupiendo arco iris desde su unicornio de algodón de azúcar, pero cuando me toca a mí...es bonito.

Rio Ámbar con una gran sonrisa en la cara que hizo sonreír a Simón también mientras se acababa la canción.

— Si te sirve de consuelo no hay ningún caballo ni pancarta en tu jardín, eso ya me parecía excesivo. Pero si había pensado que podíamos ir a patinar y dar un paseo en el parque, seguro que eso te gustaría.

Ámbar volvió a levantar la cabeza para mirar a Simón.

— Sinceramente por ahora lo único que quiero es seguir así con vos – Ámbar besó los labios de Simón una vez más.

— Tus deseos son órdenes – Simón acarició el cabello de la rubia mientras correspondía su beso para hacerlo más profundo.

Estaba siendo una maravillosa tarde de domingo.

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