II

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19 años después...
Universidad Rusa de Artes Cinematográficas VGIK.
Rusia.

- ¿Estás segura que es él? -

Mi cuello empezaba a doler por la forma en que trataba de obtener un mejor ángulo para ver al nuevo integrante de la clase de actuación. Todas las chicas del salón estaban exudando pasión con solo hablar de él, mi mejor y única amiga se encontraba igual.

- ¡Sí! Es él. ¿A que no está delicioso Dasha? Porque si lo niegas juro que voy a asesinarte aquí mismo. - Los ojos de Nixia estaban extasiados al mencionar lo atractivo que le parecía el chico nuevo.

- No he mencionado nada aún Nixia. - Puse mis ojos en blanco en respuesta a su exagerada cara de moños. - De todas formas solo he podido verle la espalda y el cabello y me parece igual al de muchos chicos de la universidad. - Encogí un hombro restándole importancia. Al final de todo, en mis diecinueve años de vida nunca me he sentido atraída de una forma extraña hacia el sexo opuesto, hacia ningún sexo de hecho.

- Disculpadme, pero que tu seas una tumba sexual no quiera decir que le reste belleza a ese bombón de carne. Es más, era ridículo que pidiera opinión de tu parte. - Se gira para darme la espalda y concentrarse en cualquier cosa que no sea yo. Típico gesto de la niña mimada que aún era mi amiga.

- No seas ridícula Nixia. Cómo puedo respaldar tu opinión si no le he visto a como se debe. - Observo la forma en que se concentra en su guión y pasa de mi olímpicamente.
- Ok! Perfecto. Ignorame, pero luego no te quejes cuando me las cobre. - Resalto en verde fluorescente el párrafo que está causando problemas en mi parlamento y si deseo seguir como la mejor en mi clase de actuación debo superar este impasse.

- Jóvenes... - El llamado de nuestro maestro Marasov hace que todos pongamos la atención en él. - El día de hoy tenemos a un integrante nuevo a la clase. Acaba de inscribirse en la carrera este lunes y por ello se integra hasta hoy jueves a nuestra clase. - La intriga me invade y provoca mi manía de juguetear con mis dedos por la intriga de conocer al famoso chico nuevo. - Luzbel, - Llama el maestro haciendo un movimiento con su mano para que se situara a su lado y así saludar a la clase.

La camiseta azul oscuro que había visto antes de espadas ahora se rige a la par del maestro y esta vez frente a mis ojos. Trago fuerte por la sensación extraña que experimento al sentir la fría mirada del chico puesta fijamente en mi. Algo dentro me dice a gritos que el es un problema mayúsculo y que no debo acercarme a él.

- Hola clase, me llamo Luzbel y me siento entusiasmado por estar acá con ustedes. - Termina su presentación con sus ojos puestos otra vez en mí.

Un repelo sube por mi espalda con el simple hecho de ser su presa visual y no me gusta sentirme así. Nunca nadie me ha hecho sentir así.

- Gracias por tu integración Luzbel. - Sonríe afable el señor Marasov. - Un nombre un poco particular diría un creyente del cristianismo. -

- Todo depende de lo que realmente crea maestro. - Sonríe y mientras muchas chicas suspiran yo solo puedo hacer un gesto de desagrado por lo malévolo que luce su rostro mientras lo hace.

- Tienes razón Luzbel, puedes situarte en alguna butaca y leer el tercer capítulo de la obra, haremos parejas para que luego actúen esa parte. Tienen quince minutos antes de iniciar. - Le dedica su última sonrisa amable al nuevo y sale por uno de los laterales del escenario del teatro.

Decido terminar mi observación del chico nuevo llegando a la misma conclusión de toda mi vida, con todos los chicos. No me atrae. Es más, provoca cierto rechazo en mi yo interior. Así que inicio mi dialogo mental del capítulo para poder hacerlo lo mejor posible en unos minutos.

La presencia de alguien sentándose en la butaca de a lado provoca que la piel se me erize y saber inmediatamente que se trata de él. Es la única persona que me ha hecho sentir este malestar.
- No te quiero cerca de mi. - Mi voz sale fuerte, clara y autoritaria.

¿De donde sale esto? No tengo idea solo que mis instintos me gritan estar lo más lejos posible de él.

- ¿Disculpa? - Interroga con una voz juguetona.

- Lo he dicho muy claro como para que te hagas el desentendido. - Aparto la mirada del guión y la fijo en su rostro. Uno extrañamente bello pero oscuro a la vez. Arquea su ceja perfecta en modo de estar analizando algo en mi.

- Tampoco me veas de esa forma. Ni de ninguna otra. - Mi respiración empieza a ser más rápida y descompensada.

¿Qué sucede con migo? ¿Qué me está pasando?

- Ya veo que te afecto más que a las demás chicas. - Vuelve su mirada hacia el escenario mientras vuelve a sonreír diabólicamente. - Estar cerca de ti es igual que comer una cereza. - Gira rápidamente y me mira fijo mientras se acerca lentamente a mi rostro e inhala mi aroma.

- Estás enfermo. Alejate de mi. - Me muevo hacia el lado contrario de él lo más que puedo para que entienda mi rechazo aún más claro.

- Bueno jóvenes. Llegó el momento de iniciar con las actuaciones y puesta en escena del diálogo y capítulo. - La voz de Marazov ayudó a que el psicótico este se alejara de mi y se fuese de la butaca de al lado.

Mis manos y pies sudaban como cantaros y mi corazón latía desbocado como un caballo en plena carrera.

- Dimitri con Alice, Elliot con Nixia, ...

El maestro estaba asignando las parejas para trabajar en equipo y en cambio yo me encontraba desconectada del momento. Mi cuerpo estaba sintiendo sensaciones extrañas que nunca he sentido y que me están volviendo a poner nerviosa. Sé que toda mi vida he sido alguien poco común. Las visiones, las sensaciones... Mis sentidos agudizados a un nivel extraordinario. Y el misterio que sucede con mis ojos...
Sé perfectamente que esto que Luzbel provoca en mi es algo que está ligado a todo lo que ha trastocado mi vida. Algo que siempre he buscado una explicación y no encuentro nada más que cosas que nublan mi razón y me dejan en peor estado.

- Ivánovich con Luzbel. - Concluye el maestro mientras nos ve a todos y los murmullos inician en varios puntos del teatro y justamente entre los grupos de chicas fanáticas del oscuro.

- Haamm. Yo creo que no es buena idea maestro Marazov. - Interrumpo su tarea de ordenar sus papeles y este me ve expectante. - Bueno, digo que siempre he trabajado con Nixon y hay muchas chicas de la clase que desean ocupar mi lugar. - Mis dedos empiezan a moverse entre si, ya que la cara sin expresión del maestro me pone nerviosa.

Toma su vaso hermético de café y camina hacia mi dirección y se sitúa en el borde del escenario frente a mi. - Señorita Ivánovich, el día en que usted se presenta a un casting para actuar en alguna película, obra, serie... Lo que sea... Usted no llega diciendo, señores productores y demás, les presento a Nixon mi eterno compañero de actuación y con quien haré el casting y si llego a tener el papel el también deberá ser contratado para actuar con migo. - Las risas de muchos inundan el teatro de la universidad y yo solo puedo pedir al suelo que se abra y me trague. - El día que usted, señorita Ivánovich sea la productora, directora, y guionista de su propio proyecto. Podrá elegir quienes, cómo y cuando actuar. Mientras tanto deberá respetar las decisiones de sus superiores. - Se giro sobre sus talones y con la misma calma que lo caracteriza volvió a su espacio de trabajo.

Mi rostro estaba más colorado que el color rojo. Mi cuerpo sentía el calor de la vergüenza sobre mi piel, y no tenía otra alternativa que acatar la decisión del maestro. Mas, si quería seguir manteniendo mi nota de excelencia.

LUZBELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora