¿Otro mundo?

8 0 0
                                    

Me puedo ver. Blanca, ensangrentada, con el rostro dormido pero adolorido. ¿Cómo es posible esto? Observo a mi alrededor y todo parece congelado, un poco más apagado y nuboso. Examino mi cuerpo y por fin doy cuenta de que me encuentro flotando por lo menos a un metro del suelo y mi "cuerpo real", observo con curiosidad mis manos, piernas, todo en mí era traslúcido.

¿Es que acaso estoy muerta?

Vuelo hacia Daven, le observo de cerca, sus mejillas antes sonrosadas por el llanto ahora se veían apagadas. Sentía su mirada suplicante, esos grandes ojos oscuros me transmitían pánico, miedo, emociones que jamás había visto tan latentes en Daven. Me acerco un poco temiendo que el tiempo vuelva a avanzar, pena y rabia me invaden al ver su ojo derecho oscurecido por un gran cardenal. En un intento de abrazarlo mi cuerpo lo traspasa dejando en mí una sensación extraña, como si un vacío frío hubiera pasado por mí, no dolía, sólo era extraño. Me acerco con rapidez de nuevo a mi amigo detenido en el tiempo, lo miro durante tanto tiempo que logro notar algo raro, un cambio imperceptible.

El tiempo no está detenido del todo, sólo transcurre de manera sumamente lenta.

No sabía qué hacer, debía planear algo y no por mí, sino por Daven. Traté de desatarlo pero se me hizo imposible, no podía alterar nada material, todo lo atravesaba. Me acerco a la presentadora, no puedo evitar pasar una mano por su cara verificando que está totalmente quieta. De melena corta y rubia, ojos celestes. Parece gringa, no alguien como de por acá después de todo. No parece joven, sino arriba de los cuarenta. Una serie de preguntas se agolpan en mi mente, preguntas que no podrían ser contestadas hasta salir de este lugar. ¿Funcionará tratar de "entrar" a mi cuerpo simplemente? Trataré. Aunque de repente noto algo fuera de lugar en mí, un reloj colgando de mi pecho, uno que en la vida real no llevaba y que podía manipular en este "mundo". Particular reloj sin un vidrio que separe sus manecillas detenidas de mí.

-¿Qué pasaría sí...? - y con esto acerco mis dedos al reloj, retrocediendo el tiempo seis horas antes.

Algo pasa pues el mundo en el que estoy empieza a temblar, y a mí me invade una sensación de energía pura, esa misma energía, pienso yo, que me atrae hacia mi cuerpo aumentando la velocidad a medida que me voy acercando. Me dejo llevar por esto, pues me tiene paralizada, cuando veo una silueta fuera de lugar, con "más color" que el resto del mundo en general, sin embargo la energía se intensificaba, y con ello la distancia entre mi cuerpo y yo disminuía, por lo que no me dejó ver quién o qué era esta inesperada silueta. La energía logra atraparme en mi cuerpo, donde la oscuridad vuelve, y también me devuelve algo más, el dolor.

Despierto súbitamente en mi cama, con la respiración agitada y un sudor frío por todo el cuerpo, me toco el cuerpo con desesperación, soy yo, corpórea, viva, bien, sin flotar ni reloj colgando del cuello. Son las 5 a.m.

Recuerdos vagos de lo que pareció un sueño se agolpan en mi mente, pero uno es más fuerte que los demás, Daven.

Busco rápidamente mi celular y marco su número.

-Vamos Dav, contesta... por favor...

-¿Aló? - habla mi amigo con voz adormilada.

-¡DAVEN, ESTÁS VIVO! NO SABES LO PREOCUPADA QUE ESTABA, NI TE IMAGINAS QUÉ SUCED... - Dav cuelga, probablemente piensa que le estoy haciendo una broma de mal gusto.

Me levanto de la cama, llaves y teléfono en mano, pesco las primeras zapatillas que veo y salgo corriendo de mi departamento. Que suerte que vivimos cerca. Seis cuadras más tarde llego al edificio donde vive Daven.

Ambos vivimos solos, nos hicimos tan buenos amigxs hace ya 6 años, por lo que cada unx posee la llave del departamento del otrx por seguridad y confianza. Abro con mi llave el portón y subo corriendo las escaleras hasta llegar a duras penas al quinto piso, sí, le tengo una pequeña fobia a los ascensores después de haber quedado atrapada en uno por más de 10 horas cuando tenía 15 años, es más, gracias a eso pude conocer a Daven. Pero esa ya es otra historia.

Temblorosa logro encajar la llave en la cerradura cuando abren la puerta dejándome un corte pequeño en mi dedo índice.

-¡Auch! - Veo a Daven en pijama o en realidad con una polera de una de sus bandas metaleras y boxers, siempre me descoloca que se vea tan bien así.

-Lo siento, pero Rav, SON LAS CINCO DE LA MAÑANA, ¿QUÉ PA...

*D*

La veo, creo que no se ha dado cuenta, pero no puedo evitarlo, un calor se apodera de mí y ella lo nota.

-Estás un poco rojo, ¿tienes fiebre?

Mi fiebre era ella.

-P-pasa Rav, - la dejo entrar, después de todo aún no sé la razón por lo que está tan agitada - voy a calentar agua - trato de evitar verla, es demasiado... ella.

-Iré al baño y vuelvo a contarte todo - aún estando de espaldas hacia ella sé que al decirme esto tiene su tan propia expresión de extrañeza y la cabeza un poco ladeada.

*R*

Entro al baño y prendo la luz. CARAJO. Salí de mi casa sin siquiera darme cuenta que sólo traía encima una polera y bragas, NADA MÁS. Al verme me tapo mirando a los lados, cosa estúpida pues nadie me ve ahora, pero bueno, yo soy una estúpida. Voy con toda confianza al ropero de Daven y tomo prestado unos pantalones de pijama que sé que Dav nunca usa, me quedan un poco anchos, aunque esto me gusta. Me gusta vestir cosas anchas.

Regreso a la cocina cuando recuerdo, Dav me vió en bragas... Y EL DESGRACIADO NO ME DIJO NADA.

-OYE, ¿POR QUÉ NO ME DIJISTE CÓMO ANDABA VESTIDA? - lo agarro de una oreja como una mamá.

-Hey, hey, hey, lo siento, no supe cómo decírtelo - el rubor que parecía ya haberse ido comenzó a volver subiendo desde su cuello, pasando por sus orejas y deteniéndose en sus mejillas.

Suspiro y finalmente lo suelto. Últimamente he visto más raro de lo normal a Daven, he tratado de preguntarle qué pasa pero no me dice, no sé si porque no quiere o simplemente no es tan importante. Nos miramos un rato, él tenía preparadas las tazas con agua caliente y había puesto en la mía mi té favorito. En silencio nos sentamos, él mira hacia abajo avergonzado.

-No importa que me hayas visto en bragas, después de todo siempre te veo en boxers... - digo sonrojándome un poco, ya estamos un poco grandes para avergonzarnos por esto ¿no?

-Fue mi culpa, no supe cómo decírtelo, pero dime, ¿qué ha pasado Rav? - sube el rostro y su expresión se vuelve curiosa, haciendo resaltar sus largas y oscuras pestañas.

Comienzo a contarle todo el extraño "sueño" y mientras más le cuento, más escenas logro recordar, el domo, la pelea, Daven atado, mi yo "fantasma", el extraño reloj y la silueta desconocida. Finalmente termino de contar todo y noto que Daven palidece, haciendo notar aún más las pecas en sus mejillas. En eso acerca su mano a la mía y tragando saliba me dice:

-Rav, hay que irnos de aquí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 09, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

H.U.G.XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora