1.Cazador silencioso

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  Al sentir los primeros dolores del parto, AbetoFloreciente dejó en el suelo la bolsa en que recogíamoras silvestres y avisó a su madre:–Madre, ya llega...Luz Dorada la sostuvo por la cintura y caminó conella hacia un claro del bosque. Otras dos mujeres dejaronla recolección y las acompañaron, mientras unatercera se dirigió al poblado a buscar lo necesario paraatender a la madre y al recién nacido.En cuclillas, con los brazos apoyados en los hombrosde dos mujeres, Abeto Floreciente dio a luz unniño. Según la costumbre, la abuela ayudó en el parto,cortó con sus dientes el cordón umbilical y lo anudócerca de la tripa del recién nacido. Luego, le introdujoun dedo en la boca para limpiar su garganta.El niño tosió y su pequeño pecho comenzó a moverserítmica mente. Las mujeres esperaron el berridoacostumbrado, pero el recién nacido no lloró.

  Tampoco lloró cuando, poco después, la abuelase acercó con él al borde del río y lo sumergió en elagua helada. Mientras lo lavaba, Luz Dorada contólos dedos de sus manitas cerradas y de sus diminutospies. Observó con detalle su cuerpo, lo encontró completoy proporcionado y dio gracias al Gran Espíritupor haber bendecido a su familia con un niño sanoy fuerte.Las mujeres tumbaron a Abeto Floreciente sobre laestera, para que descansase, y le dieron de beber zumoen un cuenco. Poco después, la abuela subió donde estabasu hija y le tendió el niño, envuelto en una manta:–Es un niño precioso. No ha llorado al sumergirloen el agua. Será un valiente cazador. Lo llamaremosCazador Silencioso.

 Poco después de que el sol se pusiese sobre las montañas,las cinco mujeres emprendieron viaje hastael poblado. Luz Dorada llevaba a su nieto en brazosy ya entonces tuvo la sensación de que la ausencia dellanto no era un buen presagio.Arco Certero regresó de su jornada de caza cuandose habían encendido las primeras estrellas. Prontotuvo noticias de que era padre por tercera vez y recibiólas felicitaciones de todos los hombres del pobladoporque el recién nacido fuese varón. Entró en sutipi, pasó la mano por la frente sudorosa de su mujery destapó al niño para comprobar si parecía sanoy fuerte.La madre le anunció:

 –Se llamará Cazador Silencioso. No ha lloradocuando abrieron su boca, ni tampoco cuando lo lavaronen el río.Arco Certero sonrió. Le pareció un buen nombre,ese de Cazador Silencioso. Pensó que dentro de unosaños, ese niño se haría un chico y después un adulto,y los acompañaría a él y a otros hombres en las partidasde caza. Observó sus puños y sus ojos cerradosy pensó que eran signos de firmeza.El padre se sentía satisfecho al pensar que su hijocrecería enérgico y fuerte y sería el orgullo de la familia.Pero a medida que pasaban las horas, crecía la inquietudde la abuela Luz Dorada, a quien no gustabaque su nieto fuese tan callado. Estuvo atenta laprimera noche, pero el recién nacido no soltó un sologemido. Tampoco lo hizo el siguiente día, ni la segundanoche de su vida. Por eso, a la madrugada del tercerdía fue al tipi de su hija y dijo:–Está muy silenciosa tu casa.–No te preocupes, madre. El niño está sano. Seagarra al pezón con fuerza y su tripa funciona bien,como puedes comprobar.Luz Dorada vio cómo el niño chupaba de la tetade su madre, con los puños bien cerrados. Era ciertoque parecía un muchacho muy fuerte.Pero eso no la tranquilizó.  

Ojo de nubeWhere stories live. Discover now