400 palabras.

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Mis padres discutían, de nuevo.
Y yo con tan solo 7 años me preguntaba porque no lo dejaban y ya.
Lloraba en un rincón mientras los gritos continuaban y mis hermanos mayores intervenían, recibiendo golpes propinados por mi padre.
¿Qué digo mi padre? Ese no era mi padre, no.
Mi padre era aquel que jugaba conmigo, que me llevaba todos los sábados, sin falta, a la heladería. Era aquel que me aconsejaba y que me contaba chistes malos e inocentes cuando yo venia con mala cara del colegio, ¡Ese era mi padre, definitivamente!  No el monstruo que acaba de golpear a mamá en uno de sus hermosos ojos.
  No podía dejar de temblar, tenía tanto miedo de que mi papi no volviera jamás.
Cuando ví a mamá tomando su bolso y a mis hermanos, no lo dude ni un segundo y corrí detrás de ellos.
-Mami, esperenme.- lloriqueé mientras miraba hacia atrás con temor para verificar que mi padre no nos siguiera.
-Vos quédate con tu papá.- dijo mamá acelerando el paso.
Mi hermana me esperó y me tendió su mano, la tomé sin dudarlo.
-No hables, mamá va a enojarse con nosotras.- susurró en mi oído para luego acelerar el paso para que ambas lleguemos a su lado.
Esa noche mi madre me despreció, sentía que algo estaba roto dentro de mi, he intentaba ignorarlo totalmente.
Era una noche calurosa, estábamos a principios de marzo pero el calor aún no cesaba en el pequeño pueblo en el que vivíamos.
Mamá nos llevo a la costa del, feo y contaminado, río; que servía como piscina para las nutrias, en la noche, y para los patitos, en el día.
Mi hermano hablaba con mi mamá de cosas que no comprendía, así que, le preste atención a mi hermana que estaba cerca del feo río, sentada y observando detenidamente algo que se encontraba en la orilla de aquel apestoso lugar.
Me acerqué silenciosamente y me senté a su lado, cuando me vió sonrió.
-¿Qué haces?- pregunté, me gustaba curiosear, demasiado.
-Analizo nutrias.- dijo tranquilamente mirando el agua.
Dirigí mi vista hacía donde ella tenia mirando, hacía ya, unos 20 minutos. Lo primero que visualice fueron sus bigotes, ya que, estaba muy oscuro y el animal era totalmente negro. Su piel brillaba bajo la luz de la hermosa luna.
Y así pasamos la noche. Entre nutrias, calor y olor feo.

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⏰ Última actualización: Jun 21, 2018 ⏰

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