𝐎𝐏𝐏𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐈𝐓𝐘 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐕𝐄 + JiRosé

VII

Chapter7:-

Una semana después...
21:45 pm.

-¿Vamos al mar?

-Claro.-aceptó.-Término de arreglarme el cabello y salimos.

-No es necesario. Con tus cabellos rebeldes eres hermosa de igual manera.-le besó la nuca y ella le sonrió para después regalarle un beso en la mejilla.

-Gracias.

Al terminar, salieron de aquélla habitación compartida y fueron en dirección al ascensor.

Cuando éste llegó y se abrieron sus compuertas, el alma se le fue del cuerpo.

Park Jimin se encontraba en su interior. El rubio se deshizo de sus oscuros anteojos y pasó con maletas por su lado.

Lo notó. En su rostro se encontraba una sonrisa triunfante.

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-¿Estás bien? -preguntó caminando a su lado. Ella no contestó.-Desdé que entramos al ascensor no has dicho palabra alguna, ¿es por él?

-Para nada.-sonrió forzosamente.-Fue... Sorpresa, nada más. Lo prometo.

-¿Segura? -la castaña asintió.-Bien.-rodeó su pequeña cintura y le besó la frente.

Ella volvió a sonreír, y entrelazaron sus dedos.

Caminaron por la arena de la playa, cerca había una fiesta. No haría nada mal bailar y disfrutar un poco.

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Llevaba quizás la cuarta o quinta botella de cerveza, no estaba segura. Kai se le acercó con una radiante sonrisa, ella se la devolvió.

-¿Quieres ir a otro lugar? . Te miras un poco incómoda.

-No me agradan mucho los lugares ruidosos.

-Vámonos entonces.-le tomó de la mano y se perdieron entre la multitud de la fiesta.

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La música ya se escuchaba lejos. Seguían en la playa, sintiendo las olas reventar en las rocas y el agua llegar a sus pies descalzos.

-Chaeyoung.-le llamó haciendo que se detuviera.
La menor lo miró a los ojos atenta.
-Te amo.

Rose se mantuvo unos segundos en silencio. Apretó los labios y desvío la mirada al mar.

-Lo siento.-habló nuevamente.-Lo dije muy rápido, y...

Sus labios gruesos fueron sellados por la más baja.

La castaña rodeó el cuello del moreno, y él su cintura a pegándola a su cuerpo.

Desvío sus labios al fino y blanquino cuello femenino, haciendo que ella soltará unos pequeños gemidos.

Se hincaron y lentamente la recostó sobre la arena. En ningún momento dejaron de besarse.

Sus manos comenzaron a subir, acariciando las piernas largas, suaves y firmes de la menor. Subió su diestra hasta las bragas de ella y las fue bajando, no hasta que la castaña le detuvo.