Era una mañana fria, el cielo nublado, el viento triste y una lluvia severamente ligera, Jim se encontraba sentado frente a una ventana en su nuevo hogar, se sentia calido y seguro dentro de ese lugar, parecia que nada ni nadie podría apartarlo de ese hermoso sentimiento, ahora todo era parte de una serie de recuerdos, recuerdos, dulces, amargos e irrelevantes.
Giro la cabeza a la izquierda, se recargo en el respado de la silla, cerro los ojos, suspiro y se dedico a recordar el inicio de todo, al momento exacto en que toda esa aventura empezo, al momento en el que sin que él lo supiera su vida cambiaría.
Viajo hasta una tarde en la que logró escapar de la casa hogar, tenía escasos 14 años cuando abandono ese lugar, no lo hizo solo, lo acompañaba un chico mayor, Justin, ese chico era rubio, de ojos verdes claros, piel blanca y en ciertas veces se tornaba de un color rosa intenzo casi rojo, era un año mayor que Jim, alto con un cuerpo deportivo y por logica delgado, sus cabellos largos y amarillos le cubrian la frente, sus ojos hacian que cualquier persona se sintiera seguro, nadie soportaba su mirada, nadie excepto Jim, quizas por eso era el mejor amigo de Jim.
-Vamos Jim, no temas- dijo Justin fuera de la casa hogar, tratando de tranquilizar a Jim con un fuerte abrazo.
-No tengo miedo, es sólo que no sé que hacer Jus- Dijo Jim, aferrandose al cuerpo de su amigo.
Jim era un chico alegre, cabellos oscuros, ojos cafes claros, la piel más blanca que Justin, tenía una buena estatura, abía adoptado el peinado de Justin, basicamente era la versión a blanco y negro de Justin, ambos se conocieron en la casa hogar desde que Jim llegó ahí a la edad de tres años, eran cómo hermanos, habían vivido tanto tiempo juntos, se conocían mutuamente, basicamente eran hermanos, decidierón escapar juntos por que una pareja adinerada había decidido adoptar a Justin por su físico, pero eso implicaría separarlo de Jim, Jim por su parte se había resignado a perder a su mejor amigo, pero no imaginaba que para la noche después estarían juntos fuera de la casa hogar.
Caminarón juntos por más de una hora, hasta que casi se obscurecia por completo.
-Justin- dijo Jim con un poco de frio.
-Dime Jim- contesto Justin sonriendole sin dejar de caminar
-¿En donde pasaremos la noche?- Dijo Jim con miedo.
-Pues...- miro a sus alrededores -ahí, ahí estaremos protegidos del viento y de la lluvia por si llueve- dijo Justin señalando una estación de camiónes.
-Genial- Jim sonrio y tomo la mano de su amigo y le regalo una sonrisa.
Ambos chicos corrieron hasta la entrada de la estación, había otras once o doce personas además de ellos, ambos saludaron en voz baja, recibiendo una respuesta de la misma manera, seguido de eso, ambos se recostarón en el suelo, e cubrierón con una manta que Justin tenía en su mochila, y durmierón abrazados.
ESTÁS LEYENDO
Nada es todo.
Teen Fiction¿Realmente eres libre?, ¿Realmente quieres ser libre?, ¿Realmente sabes que es libertad?, ¿Realmente sabes que es realmente? Cuando nuestro protagonista empezó está historia, supo que era muy tarde para pensar las cosas.