Ron... Estoy Embarazada.

Hermione Weasley se mordió el labio inferior por séptima vez mientras sostenía un pequeño trozo de plástico entre sus manos, una prueba de embarazo muggle, la verdad era que llevaba varios días con sospechas debido a algunos síntomas que se manifestaron, principalmente las náuseas matutinas pero siendo su esposo tan distraído como siempre, lo atribuía a alguna cosa en mal estado, además de que no hacía mucho, su mejor amigo azabache lo había solicitado para una misión del departamento, por lo que tampoco pudo darse cuenta de que tan frecuentes resultaban.

Llevaban casados un año y muy poco habían hablado de tener hijos, por el contrario a Harry que ya les llevaba la delantera con James Sirius y que ahora iba para su segundo hijo del cual todavía no se sabía el sexo, por el contrario a Ron y Hermione que querían disfrutar su vida de casados, y por supuesto, para tener algo lo suficientemente estable como para pensar en tener hijos, sin embargo, la última vez Ron había tocado el tema después de que terminaron de hacer el amor, todavía lo recordaba.

[...]

Ron se desplomó encima del cuerpo sudoroso de Hermione, no podían negar que lo que más le gustaba de discutir con su pareja eran las sesiones intensas de la reconciliación.

Por unos cuantos minutos ninguno de los dos dijo nada, seguían demasiado absortos en las sensaciones anteriores, la castaña sonrió, recuperando el aliento, se acurrucó junto al pecho desnudo del pelirrojo mientras que éste trazaba caricias en su espalda desnuda, la cual previamente había cubierto de besos hasta el cansancio.

—¿Mione? —Susurró contra la maraña de cabello de su mujer, temiendo que estuviese dormida y no queriéndola despertar.

—Uhm—Respondió la mujer medio somnolienta debido a lo relajante que resultaban los mimos del hombre sobre su piel.

—Me gustaría que tuviéramos un hijo—Comentó el Weasley.

Esas palabras hicieron que Granger abriera los ojos de golpe, y se incorporó para ver a su marido a los ojos, esos ojos color mar que tanto amaba.

—¿Qué dijiste, Ronald?—Preguntó la castaña al creer que había escuchado mal.

—Dije... Que me gustaría tener un hijo—Lo pensó unos segundos— O una hija, no importa, sólo quiero que sea de los dos, una muestra de lo mucho que nos amamos.

La bruja casi podía ver lo que el pelirrojo se estaba imaginando y ella cerró los ojos un par de segundos para tener una imagen mental. Un hijo. Un hijo de Ron y de ella. Casi podía palparlo. Abrió los ojos y se encontró al Gryffindor sonriente, parecía un niño pequeño que pedía que le compraran un dulce, Hermione le devolvió la sonrisa, y entre abrió los labios para responder, antes de que las acciones de el amor de su vida le robaran el aliento.

Él había dado una vuelta en la cama y había atrapado a la castaña entre sus brazos y la cama, los ojos color mar del hombre repasaban su rostro y cuerpo con total descaro.

—Un bebé con tus ojos...—se acercó para besar sus párpados.— tu nariz...—repitió el proceso pero esta vez en dicha parte de su rostro y haciéndola arrugar de forma tierna a su dueña .— tus mejillas.— besó cada una con dulzura.— Y... Y tus labios—la besó en ellos de una forma más lenta, profunda y llena de amor.

Hermione gimió contra los labios del auror mientras que enredaba sus manos en el cabello color fuego de su hombre, al mismo tiempo que lo apresaba con sus piernas enredándose en su cadera. No tardaron mucho en dejarse envolver por las sensaciones y se volvieron a entregar el uno al otro con entusiasmo.

[...]

Y es así como Hermione cae en cuenta que a pesar de haber tocado el tema, jamás quedaron en nada, y el miedo la asalta ¿Cómo reaccionará? ¿Se sentirá bien? ¿Estará feliz o enojado? ¿Le gustará la idea?