¿Promesa? Promesa.

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Mover tanto escombro no fue tarea fácil, Kilian se encontraba herido, su brazo estaba rojo como el cielo en ese desgarrador atardecer, no era religioso pero en ese instante creía en el infierno.

 -Mel, cariño, he recibido la llamada... -

-No, no ahora...

-Ya no puedo hacer nada debo ir. 

-Kilian no puedes.- Solloza. 

-Lo siento amor mio, nunca acabará esto, pero prometo que siempre volveré.- 

-No sirve una simple promesa, es muy peligroso.- 

-Sabes que no rompo mis promesas Melania, cuando éramos jóvenes, te prometí que siempre iba a estar en tus logros, tu tristeza, tu felicidad, en todo y nunca la quebranté.

Melania no paraba de llorar, Kilian la rodeó con sus brazos, le besó la frente y dejo que esta se apoye en su pecho. 

-Volveré y me quedaré para siempre. 

La alzó y la llevo a su habitación, la acostó y la siguió abrazando hasta que ambos se encontraron en un profundo sueño.A la mañana siguiente Mel despertó sola, al lado de ella descansaba una carta, ella sabía lo que significaba, Kilian ya había partido. Tomó la carta y la leyó. 

Amor mio:

                   Sé que he partido nuevamente mientras dormías, no soy bueno para las despedidas, ya lo sabes. No te entristezcas volveré rápido, solo no pienses en mí, enfócate en tu trabajo, lee, invita a tus amigas, distráete. Eres lo que está bien en mi vida y la mujer que quiero tener al lado hasta que ya no este. Me siento orgulloso de la persona que eres, y de lo que logramos y vamos a lograr juntos. 

    Promesa es una promesa Te amo. 

Melania lloraba más que las otras veces, siempre fue una simple carta de despedida, que si bien la conmovía, nunca llegaba a ser tan expresiva como esta. Le hizo una promesa más fuerte que todas las otras, esta promesa era con el corazón. 

Cuarenta días pasaron, no había noticias de Kilian. Por la televisión solo mostraban los destrozos que la guerra había dejado. Mel estaba por estallar de tristeza, pero se aferró a la carta de su esposo, no le faltaban esperanzas. 

Kilian caminaba por los escombros de un edificio que habían bombardeado con su pelotón adentro, fue el único sobreviviente. Miro hacia el cielo rojo, demasiadas explosiones le dieron un color raro. Su brazo parecía faltarle, no podía moverlo sin pensar en que se le saldría de su lugar. Corrió y corrió hasta que avisto una camioneta aliada, dio un grito ahogado, un oficial que se encontraba subiendo al vehículo escucho ese desgarrador ruido y volteo a ver. 

-¡Esperen! Queda uno. 

Fue corriendo hacia Kilian y lo agarró del brazo bueno, acompañándolo hacia la camioneta, subieron y se marcharon. 

La guerra había terminado y el muchacho no pensaba en otra cosa que ver a su esposa, pensaba por dentro que ella debía estar destrozada, pero no faltaba mucho, él ya estaba volviendo. Después de un día de viaje, el joven llegó, con una sonrisa de oreja a oreja. 

-Cariño he llegado...- 

Estaba todo muy silencioso, no se oía ni el zumbido de una mosca. Kilian se dirigió a su habitación, tal vez ella dormía, de tanta angustia debía estar cansada. Cuando llegó a su habitación no había nadie, le pareció muy raro todo esto, hasta que vio una carta en la cama y la tomó. 

Sé que lo ha prometido, sé que va a volver pero ya no puedo seguir con esto ¿Y si ya no vuelve? ¿Si ya no está entre nosotros? ¿Qué haré sola? No conseguiría a nadie como él, siempre que miraba su sonrisa mi alma se iluminaba ¿Cómo podría olvidarme de alguien así? Voy a descansar por siempre, con él

                                                                                                        Te amé y lo haré toda la vida Kilian.

Kilian se quebró en la habitación, una lágrima cayó en la carta y la tinta se esparció "¡Está fresca!" Exclamó, y corrió al río más cercano, a unas cuadras de su hogar. Corrió, corrió más que en la guerra, corrió más que en la prueba del ejército, corría por su vida. Al llegar vio una silueta, era Melania, corrió aún más rápido. Ella se hundió y seguido de esto el joven salto al agua para rescatarla, nado lo más que pudo hasta alcanzarla, pero algo andaba mal, no podía subirla. Se había atado una bloque en la pierna, por más que forcejeara no podía deshacerse de la soga que recorría el tobillo de su amada. Sin más que pensar, la abrazó, se aferró a ella y recordó "Siempre estaré contigo, es una promesa"

                                                                                            FIN.

Promise? PromiseWhere stories live. Discover now