Capítulo 1

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Se escuchaban los crujidos de la madera en mitad de la noche.

Hinata acababa de llegar a casa. Llevaba la katana en una mano y un saquito lleno de monedas en la otra.

—Lo poco que vale la vida de una persona... —un suspiro salió de sus labios mientras su mirada se encontraba posada en el pequeño, pero, pesado objeto.

Aún no acababa de acostumbrarse a aquel trabajo. A pesar de hacerlo todos los días, cada noche, mientras en la mañana paseaba por la calle como una persona normal, con una sonrisa en la cara; cada día que pasaba aquella máscara se hacía más y más pesada.

—¿Lo tienes? —una grave y ronca voz surgió de una sombra en medio de la oscuridad.

Su padre.

Se trataba de un tipo alto y robusto como un armario, con algunos mechones pelirrojos saliendo en una desastrosa coleta alta. En cambio sus hijos, delgados y con una melena corta, podría decirse que habían salido más parecidos a su madre físicamente. Aunque Hinata no tenía apenas recuerdo de ella.

Pero volviendo al presente... Aquel tipo... ¿cuando había llegado allí? El pelirrojo lo hacía durmiendo... Estaba claro que únicamente se movía para lo que de verdad le interesaba:

El dinero.

—Aquí lo tienes... —lanzó la bolsa mientras escupía aquellas palabras sin ganas.

El sonido de las monedas estrellándose contra el suelo resonó por toda aquella pequeña sala y entonces una mano impactó en su rostro provocando un ruido seco, cuyo eco reverberó en la estancia. Su mejilla dolía, ardía. Todavía podía notar el brusco contacto de aquel arrebato de ira que había tenido su padre con él.

Su sangre se agitaba. La furia recorría sus venas. Deseaba tanto poder devolverle el golpe, agarrar la katana para degollarlo... pero se contuvo. Únicamente cerró el puño alrededor del mango con tanta fuerza que las puntas de sus dedos se estaban volviendo blanquecinas.

Aguantar y tragar. Para él aquello no era difícil, lo había hecho toda su vida. Además, tenía un motivo para soportar todo eso, uno muy importante:

Proteger a su hermano Yuuta.

Quería verlo sonreír, disfrutar de la vida. Deseaba que encontrase a alguien e hiciese su vida aparte. Él era el único que tenía que recibir aquellos castigos. Después de todo, eran tan iguales que resultaba repulsivo. Si no podía ni distinguirlos ¿Qué importaba si se llevaba los golpes de ambos?

El hombre se marchó y pronto Hinata se apresuró a esconder su arma. Ante todo su gemelo no podía enterarse de su trabajo. No quería preocuparlo. Seguramente se sentiría responsable y trataría de involucrarse, y eso era lo último que quería el joven.

Acto seguido, corrió a sustituir las ropas manchadas de la lluvia escarlata por unas nuevas y marchó a la habitación de ambos, rozándose la aún adolorida mejilla. Podía notar como comenzaba a hincharse. Tendría que inventarse algo para explicarle aquello.

Yuta se encontraba dormido en su futón. Era un alivio verlo descansar tan pacíficamente. Era lo único que le llenaba de alegría en aquella pequeña y vieja casa. Parecía que iba a caérseles encima en cualquier momento. Apenas les llegaba para comer. Básicamente subsistían como podían en su pobreza.

Hacía unos meses que había empezado a aceptar matar gente por dinero para poder vivir. Sin embargo, su padre... En teoría, se encargaba de administrarlo todo, pero era mentira. Tan solo se limitaba a derrocharlo en sus caprichos...

Se agachó frente al rostro durmiente de Yuta, acariciando aquellos delicados cabellos idénticos a los suyos, pasando la mano a su rostro después. Sus ojos estaban húmedos, sus mejillas también, estaban hinchadas. Otra paliza.... ¿Es que ese hombre no se saciaba nunca? Si tan solo pudiese evitarle aquella vida.

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⏰ Last updated: Jan 18, 2019 ⏰

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YozakuraWhere stories live. Discover now