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Eran las dos de la mañana y Tingyan no podía conciliar el sueño, genial, tenía insomnio otra vez. Se quedó durante unos segundos mirando hacia el techo de su habitación. En ese momento recordó que el día siguiente tenía un examen, cosa que le importó muy poco.

Comenzó a sentir esa -a su parecer- horrible sensación llamada hambre. Miró su vientre plano, esa semana había vuelto a bajar de peso y no podía arriesgarse a subir esos kilos. Sin saber qué hacer, pensó en lo que generalmente hacía en estos casos.

Sin hacer mucho ruido se puso unos pantalones largos, una remera que no fuera un pijama y una campera por si llegaba a hacer frío. Tomo sus llaves  haciendo el menor ruido posible, ya que sus padres dormían y no debían enterarse de sus aventuras nocturnas. Cuando estaba por salir, recordó algo muy importante; no tenía dinero. Supuso que si sacaba algo del frasco de ahorros nadie se daría cuenta, así que solo sacó lo suficiente y salió.

Se sentía bien caminar sin sentir el movimiento y bullicio que había en las calles se Seúl. Tenia pocos recuerdos de China ya que se habían mudado a Corea hacía ya algunos años, pero el recuerdo de un lugar tranquilo seguía ahí. A pesar de sentir tranquilidad también sentía miedo, porque, eran las dos de la mañana y ella estaba sola por las peligrosas calles de una grande ciudad.

Luego de caminar un rato, llegó a una tienda que estaba abierta las veinticuatro horas del día. Detrás del mostrador había una chica, cabello corto y negro, piel pálida, tal vez de la misma edad de Tingyan.

-Un paquete de cigarrillos – pidió Tingyan con cierta desesperación, cosa que la otra chica notó.

-No lo sé, ¿no eres muy joven para estar fumando? No creo que algún familiar te haya mandado a comprar sola a las dos de la mañana – dijo con una sonrisa de lado, ¿Por qué no jugar un poco con la desesperada chica que tenia en frente?

-Te agradecería mucho si me das los cigarrillos y me dejas ir – contesto la chica de nacionalidad china con enojo.

- ¿Por qué debería? – sacó un paquete de lo que Tingyan pedía y lo comenzó a mover mostrándoselos a la chica.

-Porque es tu trabajo, ¿tal vez? – contestó mientras intentaba alcanzar estos. - ¿Quién es tu jefe?

-No tengo, y si tuviera de todas formas tampoco te los daría. – la cara de Tingyan estaba roja de ira. No había salido de su casa a las dos de la mañana, no había sacado dinero de sus padres para que una adolescente fastidiosa no le diera un maldito paquete de cigarrillos. – Ay, la bebé ya se enojó, ¿ahora lloraras?

-Maldita sea, dame en puto paquete, te pagaré, me iré y podrás molestar a la próxima persona que entre a este maldito lugar.

-Hagamos un trato, te vendo los cigarros si me dejas fumar uno contigo. – Tingyan no se esperaba eso, pero necesitaba fumar y esa era la única opción que tenía, además, debía llegar a su casa lo más antes posible.

-Está bien – dicho esto, pagó y obtuvo sus deseados cigarros, pero una duda apareció – pero ¿si tu sales, quién atenderá?

-En realidad no me importa mucho – Tingyan decidió no decir nada y caminó esperando que la otra chica la siguiera, cosa que, claramente pasó.

Se sentaron en un costado de la tienda. La chica de nacionalidad china saco dos cigarros del paquete, se dejó uno y el otro se lo dio a la chica que estaba al lado suyo. Metió su mano en el bolsillo de su pantalón, pero no encontró nada. Mierda, había olvidado llevar un encendedor o fósforos.

- La chica rebelde pretende fumar sin algo con que prender un cigarro – la chica de cabello corto rio un poco – o, tal vez, pensabas prenderlo con piedras. – la otra chica la miró con mala cara – está bien, yo tengo.

Dicho eso, le pasó un encendedor. Tingyan, con las manos temblorosas, encendió el cigarro y sintió un alivio al poder al fin fumar, tal vez no calmaría su hambre, pero si su ansiedad. Después de eso, le devolvió a la chica al lado suyo el encendedor para que esta pudiera también encenderlo.

-Fumas de mis cigarros, pero no sé siquiera tu nombre. – dijo rompiendo el silencio.

-Yeeun, ¿tú? – contestó interesada.

-Tingyan.

-Oh, la chica fumadora no es coreana. – contestó con una sonrisa. No parecía una chica tan desagradable después de todo.

-No, soy de china. – dijo mientras veía como el fuego les cigarro llegaba cada vez mas cerca de sus manos, indicándole que era hora de irse.

Tiró el cigarrillo al suelo y lo pisó para apagar cualquier indicio de fuego. Luego de esto, comenzó a pararse. Pensó, ¿Qué haría, se despediría de Yeeun o solamente seguiría su camino? No tuvo tiempo para pensar mucho porque sintió las frías manos de la nombrada sobre su muñeca.

- ¿Te iras así? – comenzó a negar con la cabeza – me habías caído bien, podríamos intercambiar número, no sé. Ah, estas chicas rudas.

-Supongo que es mas interesante si no lo hacemos, y esperamos a ver qué pasa. – Yeeun sonrió, esa chica le agradaba.

-Está bien, Tingyan. hasta algún día, supongo.

confused [elkie clc]Where stories live. Discover now