Parte Única

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 —¡Es que no puedo creer que me hicieras esto! —el rubio tenía un nudo en la garganta, sentía la ira arremolinarse en su cabeza y esta a su vez, dirigiéndose a cada fibra de su cuerpo junto con las lágrimas que querían desbordarse sin permiso por sus ojos.

—¡Sólo fue una vez! ¿Quieres olvidarlo y continuar con nuestras vidas? —la sangre comenzó a hervirle en las venas, ¿Cómo era posible que estuviera tan despreocupado?—. Además, no creo que pienses en cancelar la boda — un golpe más a su orgullo, sintió que otro pedacito de su corazón se rompía por la forma tan despreocupada en la que lo había dicho. 

 —¡Con mayor razón, Minho! Lo que hiciste no se va a solucionar con "pasar la página y hacer como si nada hubiera pasado" te di mí confianza y la echaste a la basura ¡¿Por qué no puedes ver la gravedad del asunto?! —pateó el suelo en signo de desesperación mientras hacía sus manos puño por la impotencia.

La verdad es que no quería dejar a Minho. 

Habían estado juntos más de cinco años, habían terminado sus carreras en la misma universidad, se habían visto crecer desde niños, se habían confiado todos sus secretos, compartido sus metas y sueños. Habían llorado sus fracasos y celebrado sus logros. 

Y era por esa misma razón por la que no podía olvidar su engaño tan fácil. 

¿Estaba exagerando acaso?

¡Claro que no!

—Perdóname ¿Si? —el alto se acercó lentamente al rubio, lo hacía con cautela, sabía que estaba enojado, pero con insistirle un par de veces, estaba seguro de que lo perdonaría y saldrían adelante con esa "pequeña" infidelidad. Total, sólo fue algo de una noche y estando ebrio—. Fue algo de borracho, y te habías ido a tu exposición fuera del país, me sentía solo... —acarició el rostro delicado, pero que no se veía roto, no, Kim Kibum no iba a llorar frente a él.

—Largo —habló quedo, tragándose ese maldito nudo de la garganta que no le permitía hablarle y gritarle como quisiera. 

—¿Hmm? ¿Qué dijiste, amor? — era obvio que había ignorado lo que le había dicho, porque no cabía duda alguna de que Minho lo había escuchado, trató de rodearlo por los hombros, para dejar el tema de lado de una maldita vez—. Todo saldrá bien, nos olvidaremos de este pequeño problema, y seguiremos adelante con lo que teníamos planeado.

—¡Que te largues de mi casa! —lo empujó con toda la fuerza (y enojo) que su cuerpo le permitió —. ¡No quiero volver a verte! ¡Y da por cancelado nuestro compromiso, la boda, y el "tú y yo" juntos! —sólo se alcanzó a detener para no caer de espaldas al piso, en el tiempo que llevaba de conocer a Kibum, jamás lo había visto así de enojado. Sonrió orgulloso.

—Te recuerdo que la mitad de esta casa está a mí nombre —sacudió sus ropas, y se dirigió a la puerta para irse, ya volvería con chocolates y flores, a Kibum no le duraban tanto los enojos, no era la primera vez que lo engañaba, pero sí era la primera en la que se veía descubierto por el rubio —. Regreso cuando estés más tranquilo.  

Salió de la casa, calmado, haciendo un chequeo mental de su agenda telefónica para decidir con quién pasar esa noche y olvidarse del mal rato con su prometido.

Más no se esperaba los gritos del mismo, llamándole.

— ¡Ni se te ocurra volver, bastardo! —Kibum comenzó a lanzar las cosas del alto por el balcón, seguía gritándole maldiciones con cada artículo que salía de sus manos.

—¡Kibum! — gritó Minho desde la calle, viendo con vergüenza a las personas que iban pasando —. ¡Detén tu mierda!

— ¡No, tú vete a la mierda y no vuelvas nunca! —lo señaló con ira, ya no tenía nada de sus cosas a la mano para lanzarle a la cabeza. 

—¡Haz lo que quieras! —levantó un par de cosas, lo demás lo dejó de lado, al final, en un abrir y cerrar de ojos podía comprarse todo lo que le hiciera falta.

Kibum, lleno de rabia e impotencia, al ver que el otro le daba la espalda sin más para irse, tomó una de sus brochas y se la lanzó con todas sus fuerzas, deseando darle en la cabezota a su estúpido ex.

Pero su suerte fue otra.

Minho ya había arrancado su auto, justo en el momento en el que un chico en bicicleta pasaba por ahí, quien recibió la ira del rubio, provocando una caída estrepitosa y un grito agudo.

Kibum cubrió su boca con preocupación, salió rápido de su casa para auxiliar al chico.

— ¿Estás bien? —se puso a su altura y tocó su cabeza, para cerciorarse de que no tuviera alguna abertura o algo por el estilo. 

— ¿Estoy muerto? —habló quedo, con los ojos y el cuerpo en general un tanto desorbitados todavía.

— ¿Eh? No... —por alguna razón sonrió.

— Entonces, ¿Por qué estoy viendo a un ángel? —el rubio se sonrojó por el cumplido, pero lo hizo aún más cuando el chico tumbado en el suelo (aún) acarició delicadamente una de sus mejillas.

—... — no respondió, porque realmente no sabía qué decir, había pasado tanto tiempo desde que otra persona que no fuera Minho le hacía un cumplido y lo hacía sonrojar así.

— Perdona —el chico se incorporó, sentándose en el suelo.

— Yo soy el que debería de disculparse —respondió apenado —. ¿Te puedes levantar? —le ayudó, y cuando ambos estuvieron de pie, por inercia comenzó a sacudir la ropa ajena, se detuvo antes de llegar a limpiar su trasero para sonrojarse de nuevo —. L-lo siento.

— No hay problema, tienes buena puntería — se sobó un poco la cabeza pero a pesar de todo, el castaño no podía quitarse la sonrisa de la cara. Y a Kibum se le había hecho la sonrisa más bonita que hubiera visto antes.

— Si la tuviera, no te hubiera dado a ti —formó un puchero y se cruzó de brazos viendo al suelo, no era capaz de ver al otro sin sentir vergüenza —. Pero, ¿De verdad estás bien? 

— Siempre me ando cayendo o golpeando, de hecho, el día de hoy no me había pasado nada, y ya me estaba preocupando por eso —dijo serio, yendo a levantar su bicicleta y la brocha, que por alguna extraña razón, habían caído en la misma dirección y casi en el mismo lugar.

— Déjame invitarte un té al menos, para disculparme y que después no me coma la culpa por haber roto tu racha de buena suerte del día.

— Acepto — dijo viéndolo a los ojos mientras le tendía la brocha —. Pero, con una condición.

— ¿Cuál condición? —se había vuelto a sonrojar por la mirada tan seria que el chico frente a él le daba.

— Que no sea la última vez que me invitas —le guiñó un ojo y metió las manos en las bolsas de su pantalón.

— De acuerdo — sonrió, todavía con las mejillas rojas.

Ambos se encaminaron a su casa, pero al momento de abrir la puerta recordó un pequeño detalle:

— ¿Me dices tu nombre? Yo soy Kibum —le tendió la mano libre.

— Me llamo Jinki.

.

.

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Holo nwn

Este es un OS para 5kn_akatsuki <3, que desde el año pasado me lo había pedido, pues ya era hora de cumplir con mi palabra. xd

Sólo así tendrán MinKey de mi parte, con un Minho maldito que hace como quiere a Kibum! De otra forma no, ni en sueños.

Weeeen Espero que te guste nwn lo hice con mucho lof del bueno 7u7 <3 okno xd

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Ciao~


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⏰ Última actualización: May 12, 2018 ⏰

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